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Domingo de Pascua (17 de abril de 2022)

Homilía del P. Manel Gasch i Hurios, Abad de Montserrat (17 de abril de 2022)

(…) / Hechos de los Apóstoles 10:34a.37-43 / Colosenses 3:1-4 / Juan 20:1-9

 

¡Si Jesucristo no hubiera resucitado no estaríamos aquí! No estaríamos aquí porque no celebraríamos el día de Pascua, ni hoy en la alegría de la fiesta de las fiestas, ni en cada una de nuestras eucaristías. El mensaje insistente de las lecturas, las oraciones y los cantos de esta misa de la mañana del domingo de Pascua no es otro que éste: ¡Cristo ha resucitado! Y añadimos el canto de gozo más sencillo de la Iglesia: Aleluya, aleluya, que no habíamos cantado durante toda la cuaresma.

Si Jesucristo no hubiera resucitado, su vida se habría perdido en el anonimato del tiempo, y no estaríamos aquí porque seguramente no tendríamos ningún testigo de él, ni de su persona, ni de su mensaje liberador, inteligente, profundo, conocedor de la persona hasta las dimensiones más profundas, inspirador de tantos y tantas que han venido después de él y han enriquecido nuestra cultura y nuestra espiritualidad cristianas.

Si Jesucristo no hubiera resucitado, no estaríamos aquí porque no formaríamos ninguna comunidad de bautizados, porque nuestro sentido de ser hijos de un mismo Padre Dios y de ser hermanos y hermanas unos de otros, no encontraría su fundamento en Jesús de Nazaret, y como la historia nos demuestra, sólo Dios es capaz de reunir a la humanidad en una familia realmente global y permanente en el tiempo. Pero como sabemos bien, Pascua no es una celebración cerrada de los discípulos consigo mismos, contentos de reencontrar aquella intimidad de amigos y compañeros que habían tenido en la vida de Jesús, sino que fue un impulso hacia delante y hacia afuera. Y en este impulso hacia fuera tenemos la alegría de acoger nuevos bautizados como hemos hecho esta noche, y de acoger también a la plena comunión de la eucaristía a vosotros, los escolanes Francesc, Josep y los dos Guillems, i también Isona, Berta y Teresa que hoy hará la primera comunión. Esta comunidad de monjes, escolanes y peregrinos, que celebra la eucaristía aquí en Montserrat, con vosotros cada domingo, os acoge con alegría en la mesa del Señor en nombre de toda la Iglesia.

Si Jesucristo no hubiera resucitado, no estaríamos aquí porque no confiaríamos en que su amor es capaz de hacernos mejores, y eso también os lo digo a vosotros que hacéis la primera comunión. En el canto de entrada decíamos: he resucitado, me he reencontrado con vosotros, y los escolanes volverán a cantarlo en el ofertorio en latín. Resurrexi et adhuc tecum sum. Con la resurrección Jesús pudo encontrarse con Dios y como nosotros siempre vamos detrás de lo que él hace, de las posibilidades que nos abre, todos podemos encontrarnos con Dios en Jesucristo resucitado. Y la mejor forma de hacerlo es la de participar en la comunión del pan y el vino, que es su sacramento, la forma que Él mismo nos dejó para permanecer entre nosotros siempre. Este encuentro frecuente puede y debe tener consecuencias: debería ayudaros a vosotros y a todos a superar nuestros defectos, a amar más y mejor, a no tener vergüenza de ser cristianos, Jesucristo fue capaz de cambiar en fidelidad la negación de Pedro. Como cristianos estamos llamados a vivir la misma conversión de Pedro, que es una conversión pascual.

La conversión pascual se hace concreta en algún gesto a favor de los demás. Tal y como hicimos el Jueves Santo, os proponemos que participéis en la colecta que haremos a favor de Caritas. Ellos conocen las necesidades de nuestra sociedad y han tenido también un papel activo, a través de Cáritas internacional, en la ayuda a refugiados de la guerra y otros lugares. Nos hablaban recientemente, por ejemplo, de la labor increíble que Cáritas de Polonia ha hecho en la frontera con Ucrania.

Si Jesucristo no hubiera resucitado, no sé dónde estaríamos. Algunos sabéis que me gusta hacer comparaciones con la informática. Un biblista muy conocido escribió que Dios se dio cuenta de que su Creación y su historia eran como un programa informático que fallaba y con Jesucristo volvió a instalarlo o al menos a ejecutarlo. To run the program again, dice él en inglés. ¿Os imagináis un programa o una aplicación que no se puede actualizar ni ejecutar? Seguramente va funcionando cada vez peor hasta que ya ni se abre, y si es un software importante, hace que colapse incluso el ordenador. El miércoles de ceniza os decía que la Cuaresma era como un antivirus que evita que los programas se estropeen, hoy es mejor, hoy todo es nuevo, porque desde la resurrección de Jesús el programa funciona, porque siempre está actualizado. La resurrección celebrada en cada eucaristía es esta actualización constante del programa, y ​​que el programa funcione significa que los objetivos de su creación se han confirmado en la redención que Jesucristo ha llevado al mundo y todo nos conduce a su voluntad de salvar de ser felices, de ser capaces de amar siempre más y mejor. Y si algo no funciona, será por nuestra culpa, que no conocemos bien el programa, y ​​no culpa de él, tal y como tenemos costumbre de pensar a menudo.

Si Jesucristo no hubiera resucitado no estaríamos aquí, porque somos hijos e hijas de la resurrección del Señor. En el monasterio he oído a veces la expresión muy bonita: ¡somos hijos de la Resurrección! Se utiliza cuando es necesario continuar adelante alguna actividad o incluso una celebración y ha habido algún evento triste. Con mucha sencillez, nos transmite nuestra visión de la vida y de la muerte, profundamente impregnada de la esperanza pascual de una vida eterna, plena, en la comunión de Cristo Resucitado, pero perfectamente consciente de que la vida se vive aquí en el día a día.

En esta mañana radiante del domingo, ponemos nuestras vidas bajo la luz del resucitado que nos ilumina, la llama un poco débil de este cirio que arde desde ayer, ha resistido y ha iluminado la oscuridad de toda la noche. Con él podemos decir, hemos resucitado y nos hemos reencontrado con él para siempre.

¡Celebramos la Pascua viviendo con sinceridad y verdad, Aleluya, aleluya!

Última actualització: 20 abril 2022