Homilía del P. Valentí Tenas (21 de abril de 2024)

Hechos dels Apòstols 4:8-12 / 1 Juan 3:1-2 / Juan 10:11-18

 

Hermanos y Hermanas:

En este IV domingo de Pascua cada año, contemplamos a Cristo Resucitado como Buen Pastor de su rebaño. Era una imagen muy sugerente y querida por los primeros cristianos. Encontramos en las grandes Catacumbas Romanas una pequeña representación del Buen Pastor pintada finamente en la pared de cal blanca llevando un pequeño cordero a sus hombros, era un símbolo del Amor de Cristo por su Iglesia… Una antigua inscripción sepulcral dice: “Soy un discípulo del Pastor Santo”.

Veamos ahora la imagen del Pastor:

Un viejo Mayoral de grandes rebaños del Pirineo, ahora fallecido, decía: “Pastor tranquilo, rebaño en calma. Pastor nervioso, ovejas inquietas”. “Un intercambio de Amor, un canje de seguridad”. El Buen Pastor, conduce y camina siempre delante del rebaño, cuando el camino es difícil y escabroso. Él es, el primero, el líder, que abre el atajo del camino trillado con su voz, y marca el paso de todo su rebaño.

Todos vivimos y nos dejamos seducir por la figura del Pastor, del rabadán por su gracia. Pero existe un peligro de quedarnos en la superficie. Buen Pastor, es una persona firme, de montaña, de pocas palabras. Dispuesto a defender a sus ovejas y no aprovecharse de ellas. No es un jornalero que huye y abandona a las ovejas si ve venir las orejas del lobo. Él está dispuesto a dar la vida por Ellas, porque las conoce personalmente y por su nombre las llama una a una.

Ser Pastor en tiempos de Jesús, significaba vivir fuera de las normas estrictas redactadas por la ley. No respetaban el reposo del Sábado, (los animales deben alimentarse todos los días). Limpiar a diario el corral comportaba impureza, un hedor y una contaminación, que por precepto de la Ley todo buen Judío piadoso debía evitar su contacto. Ésta es la figura modélica que paradójicamente el Evangelista san Juan nos presenta como ejemplo a seguir, un amor total entre nosotros- las ovejas y Él, el Divino Buen Pastor.

La metáfora Bíblica del Rebaño y el Pastor, también la podemos actualizar hoy con otras sencillas semejanzas como: el buen líder político o un buen líder social. El buen entrenador el “Mister”. El buen empresario. El buen trabajador. El buen Obispo o Rector y un largo etc… Pero todas estas figuras requieren un plus de Amor total, de cariño, de fidelidad; y si no lo tienen, son simplemente funcionarios que trabajan sencillamente por su sueldo y jornal.

Veamos ahora brevemente el Rebaño:

El Evangelista San Marcos, en la multiplicación de los Panes y de los Peces nos dice: “Eran como ovejas sin pastor” (Mc.6:34). En un Rebaño o en una sociedad gregaria como la nuestra, hay muchas ovejas –(personas)– con carácter propio, gente con temperamento muy marcado. Así hay: “La mansa, la quejosa, la trabajadora, la destructora, la tozuda, la buena y santa. Pero; ¡siempre, siempre! encontramos, la rara avis, que quiere hacer la guerra día y noche, desgraciadamente para todos nosotros gente pacífica.

Quizás, el principal problema que tenemos hoy es, que no sabemos reconocer la voz y el olor del Buen Pastor y preferimos pastar en otros prados: “De mi Yo, de mi dinero, del tener, de mi físico, de inteligencia artificial. ¿De para qué sirve? y, ¡Fuera

quebraderos de cabeza! Muy celosos de nuestra realización personal, de nuestra zona de confort dentro de nuestro recinto cerrado de amigos. Nuestra red social virtual-informática, que nos hace más insensibles a todo”. Hoy en día estamos más: ¡Comunicados que nunca, pero más solitarios como nunca!

Jesús, el Buen Pastor, nos llama a su seguimiento. Él sólo nos pide cinco minutitos de tiempo el día para meditar, para escuchar, para leer, y para orar. Él quiere establecer contigo una relación recíproca de mutuo reconocimiento personal, porque Él es la Vida, y nos da la Vida. “Que la debilidad del rebaño llegue allá donde ha llegado la fortaleza de su Pastor”.

Un graffiti dice:

Nadie puede recorrer el
camino de otro,
pero, ¡verdad! que nos podemos acompañar,
si hay Amor Cristiano? PAX