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Domingo XII del tiempo ordinario (25 de junio de 2023)

Homilía del P. Anton Gordillo, monje de Montserrat (25 de junio de 2023)

Jeremías 20:10-13 / Romanos 5:12-15 / Mateo 10:26-33

 

No tengáis miedo

Estimados hermanos y hermanas:

En el Evangelio que acaba de proclamar el diácono, hemos oído las palabras de Jesús que nos decían a cada uno y cada una de nosotros: “Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones”.

Miedos. Todos llevamos nuestros miedos, nuestras angustias, nuestros fantasmas. Todos nos podemos ver abrumados por estos miedos que hacen vivir a medias, miedos que nos impiden disfrutar de la vida, y que hacen que todo lo vemos de color gris o negro, o sin sabor. Y podríamos encontrarnos en situaciones que nos lleven a decir como el salmo 42 (Vg 41): “las lágrimas son el pan de noche y de día, y en todo momento me dicen: ¿Dónde está tu Dios”, y podemos preguntarnos nos con el salmista: “¿por qué esta tristeza alma mía? ¿Por qué esa turbación?” E incluso podríamos gritar con Jesús en la Cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me habéis abandonado?”.

Miedos. Todos llevamos nuestra mochila más o menos pesada. Pero es necesario enfrentar los miedos con la respuesta que propone el mismo salmo: “Que el Señor confirme cada día el amor que me tiene. Y cada noche dirigiré mi canto, haré una oración al Dios que me es vida”. No se trata de acudir con una actitud infantil a orar a un Dios que soluciona todos los problemas, esperando en un Dios que actúe a nuestro gusto cuando nosotros le invocamos con unas palabras mágicas en forma de oración, o cuando nosotros intentamos comprar a Dios con un cierto intercambio comercial: yo hago esto y Tú, Dios, haces esto. Este dios no es Dios, sino una fantasía; ese dios comerciante, no es Dios, es una quimera. Esto no quiere decir que la oración no sea eficaz: es como un niño que pide dulces o chocolate a su madre y su madre no siempre se los da, sino que le dará lo que más le conviene.

Dios es otra cosa: Dios es un Dios-Amor. Y de lo que se trata es tener confianza en Dios y de ser conscientes de su Amor que nunca falla. Así, para poder vivir el “no tengáis miedo”, es necesario que seamos conscientes de que Dios nos ama, que tiene contado cada uno de los cabellos, no porque tenga que actuar a nuestro capricho, cuando decimos unas palabras mágicas o hagamos una determinada invocación. Dios nos ama y quiere nuestro bien y el de toda la humanidad. Y eso significa que a veces debe permitir cierto daño para sacar un bien mayor. Como cuando un niño que empieza a andar, se le debe dejar libertad para que pueda empezar a dar algunos pasos solos, aunque pueda caer. Y si uno ama de verdad, es necesario que respete la libertad del otro, aunque a veces esté equivocado. Si no existe libertad, no hay amor.

Dios nos ama, no es un dios que nos amó en un pasado y nos ha dejado abandonados en un mundo vacío y sin ningún orden, sino que es un Dios que nos sigue amando aquí y ahora, y lo seguirá haciendo en el futuro, porque “perdura eternamente su amor”.

Hermanos y hermanas: No tengáis miedo: podemos estar seguros de que perdura eternamente su amor, su misericordia, su hesed, con un amor leal y fiel. Sí, es un Dios que ama, que nos acoge, que está a nuestro lado, que quiere nuestro bien y nuestra felicidad. Éste es el Dios de verdad, que ahora y siempre estará cerca de nosotros porque perdura eternamente su amor.

Y para ser conscientes de ello no hay otro camino que frecuentar el trato con Dios e ir conociendo: a través de la oración que siempre es eficaz para mover los corazones de las personas, a través de la participación en el Eucaristía, a través de leer y hacer nuestra la buena nueva de su Evangelio. Así, podrán resonar en nuestro interior las palabras de Jeremías en la primera lectura: “el Señor me apoya como un guerrero invencible. (…) Cantad al Señor, alabad al Señor: él salva la vida del pobre de las manos de quienes quieren hacerle daño” o también lo que hemos cantado en el salmo responsorial: “El Señor escucha siempre a los desvalidos, no tiene abandonados sus cautivos”.

Si confiamos en Dios no nos paralizará el miedo, a pesar de nuestras debilidades, a pesar de lo que puedan decir, a pesar de las persecuciones o la muerte. No tengáis miedo porque podemos confiar en un Dios-Amor, que está a nuestro lado, que nos comprende, que nos ama y respeta nuestra libertad. Sólo hace falta que nos sintamos amados por Dios y que seamos conscientes de nuestro valor incalculable, mayor que todos los pájaros juntos, no por nuestros méritos sino porque somos hijos e hijas de Dios.

No es un, “no tengáis miedo” y nos olvidemos porque ya lo hará todo Dios, sino que es necesario que seamos responsables, sino que también hace falta nuestro esfuerzo como nos decía el mismo Jesús en el Evangelio de hoy: “A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos»”. Libertad significa responsabilidad, si no es infantilismo.

Hermanos y hermanas. Somos libres para corresponder o no el amor de Dios. Amor con obras, no sólo de palabras. Si queréis ser felices: no tengáis miedo y elegid el amor de Dios, que perdura eternamente… y actuad en consecuencia.

Que así sea.

 

Última actualització: 28 junio 2023