La Santísima Trinidad (4 de junio de 2023)

Homilía del P. Carles-Xavier Noriega, monje de Montserrat (4 de junio de 2023)

Éxodo 34:4b-6.8-9 / 2 Corintios 13:11-13 / Juan 3:16-18

 

Una tradición medieval explica la siguiente anécdota: Un día San Agustín paseaba por la orilla del mar, profundizando muchas de las doctrinas sobre la realidad de Dios, una de ellas la doctrina de la Trinidad. De repente, levanta la vista y ve a un niño, que está jugando en la arena, a orillas del mar. Lo observa más de cerca y ve que el niño corre hacia el mar, llena el cubo de agua del mar, y vuelve donde estaba antes y vacía el agua en un agujero.

Así el niño lo hace una y otra vez. Hasta que ya San Agustín, sumido en gran curiosidad se acerca y le pregunta: «Oye, niño, ¿qué haces?» Y éste le responde: “Estoy sacando toda el agua del mar y la pondré en ese agujero”. Y San Agustín dice: «Pero esto es imposible». Y el niño responde: «Si esto es imposible, más imposible todavía es que tú entiendas el misterio de Dios…»

En la misma línea, como bien saben los estudiantes de teología, el propio san Agustín dice en uno de sus comentarios: «Si lo entiendes, no es Dios». Ante estos precedentes, hacer una homilía el día que celebremos la Santísima Trinidad es todo un reto. La Trinidad es un gran misterio y cada palabra no hace más que cerrar lo abierto, poner un límite, aunque sea involuntario y sólo lingüístico, a lo que es en sí mismo el infinito por excelencia.

Por eso, la mejor manera de considerar este gran misterio es el silencio. Pero esto no es posible en una homilía, aunque ya sabemos que es mejor hablar con Dios, que hablar de Dios. Por tanto, os propongo celebrar la Trinidad tomándonos tiempo para contemplar su presencia entre nosotros, sus maravillas, su obra. ¿Y cómo podemos contemplar las obras que Dios -Padre, Hijo y Espíritu Santo- realiza? Empecemos por las lecturas que acabamos de escuchar.

En la primera, en el libro del Éxodo, el Señor se presenta a Moisés, y lo hace llamándose por su nombre: «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad». Éste es su nombre. En la segunda lectura, San Pablo, escribiendo a los Corintios, no tiene dudas y habla de un Dios de amor y de paz, de un Dios que, en la gracia ofrecida por el Hijo, en el amor compartido del Padre y en la comunión otorgada por el Espíritu se convierte en bendición. Finalmente, el Evangelio pone un punto definitivo, por si quedaba alguna duda: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito”.

Dios envió a su Hijo para que la humanidad dejara de creer en un Dios inalcanzable y terrible y empezara a creer en ese Dios que, desde el primer momento, cuando nada era, nada existía, quiso que la vida fuera y estuviera en eterno acontecer, nunca igual, nunca repetitiva, nunca estancada. Dios envió a su Hijo para que recordáramos que su nombre y su rostro son misericordia, amor, ternura, fidelidad.

Porque el Dios de la Biblia es un Dios cercano, no sólo filosófico y “todo Otro”. Es un Dios que es Padre, que ha querido acercarse a nosotros y ha entrado en nuestra historia, que nos conoce y que nos ama. Un Dios que es Hijo, que se ha hecho nuestro hermano, ha querido recorrer nuestro camino y se ha entregado por nuestra salvación. Un Dios que es Espíritu y quiere llenarnos en todo momento de su fuerza y su vida.

A la luz de la Palabra que la liturgia nos ha ofrecido hoy, ¿cómo contemplar, pues, su presencia entre nosotros, sus maravillas, su obra? Dios tiene que ver con el amor, con la belleza, con la fidelidad, con la vida en todas sus transformaciones, con lo inacabado, lo indeterminado, lo dinámico.

Así que hoy tomémonos un tiempo para contemplar lo que tiene que ver en nuestras vidas con todo esto. Porque donde hay amor, belleza, vida, fidelidad, autenticidad, ahí está Dios. Y no un Dios monolítico, sino un Dios plural; no un Dios lejano, sino un Dios cercano; no un Dios inamovible, sino un Dios en movimiento eterno, porque esto es el amor.

Hermanos y hermanas, hoy no es un día para intentar explicar el misterio de la Trinidad, sino de recordar cómo Dios ha actuado y sigue actuando en nuestro bien, y cómo toda nuestra vida está marcada y orientada por su amor. Hemos sido bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y así tenemos la posibilidad concreta de realizar entre nosotros la santa y bella comunión que hace de nuestra vida una fiesta.

San Pablo nos exhorta a vivir y manifestar esta alegría: “Hermanos, alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros”. Éste debe ser nuestro testimonio del Dios Trinidad, que nos ama y nos llena de su propio amor, para que lo vivamos en este mundo tan necesitado de Dios.

Abadia de MontserratLa Santísima Trinidad (4 de junio de 2023)

4 de junio de 2023 Domingo La Santísima Trinidad (Ex 34, 4b-6.8-9)

Es impresionante la descripción de la experiencia teofánica que Moisés hace en el desierto. Éste le pide: «Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros». Y efectivamente Dios nos acompaña. Unas veces podemos percibirlo más como Padre, otras como Aquel que conoce la raíz de nuestra humanidad, y lo tenemos como hermano, y lo vemos como el Hijo; y todavía en otros es aquella presencia que no podemos tocar con nuestras manos, pero que nos hace sentir el calor de su Amor: como el aire que respiramos, sin su presencia nos ahogaríamos. Detente y piensa cómo Dios se hace presente.

Que siempre tenga en cuenta tu inmensidad.

Abadia de Montserrat4 de junio de 2023 Domingo La Santísima Trinidad (Ex 34, 4b-6.8-9)

3 de junio de 2023 sábado VIII (Sir 51, 17-27)

La sabiduría de la fe es el tesoro más preciado que puede tener el que cree. Dar gracias por quien te lo ha enseñado, es darse cuenta de que vienes de una historia. Pero ahora es necesario que sea carne de tu carne: «mi mano abrió sus puertas, la mimaré y la contemplaré».

Señor, que siempre tenga la puerta abierta para Ti; que siempre te guarde con la ternura de saber que te puedo perder; que siempre sepa mirarte como sólo Tú sabes mirarme.

Abadia de Montserrat3 de junio de 2023 sábado VIII (Sir 51, 17-27)

2 de junio de 2023 viernes VIII (Sir 44, 1.9-13)

Probablemente, cuando nos anuncia que: «Hagamos el elogio de los hombres ilustres», el mismo concepto de piedad no nos acaba de gustar, pero si profundizamos sobre lo que dice de estos hombres y de lo que no son, fácilmente podremos superar las barreras de nuestros prejuicios, y nos daremos cuenta que son personas dignas de nuestra admiración; porque son aquellas que: «su recuerdo durará por siempre, su gloria no será nunca olvidada». ¿Recuerdas alguna persona que te haya impresionado especialmente?

Señor, hazme la gracia de conocerlas, y dame la fortaleza de saberlas imitar.

Abadia de Montserrat2 de junio de 2023 viernes VIII (Sir 44, 1.9-13)

1 de junio de 2023 jueves VIII (Sir 42, 15-16)

Hoy somos invitados a mirar toda la creación y admirarnos por su belleza. Por eso insiste: «¡Qué amables son todas tus obras! Y eso que no vemos más que una chispa» Seguro que quien ha estado enamorado, ha descubierto esta dimensión de la belleza en las cosas, hasta llegar a las más pequeñas como una chispa. Son los ojos nuevos con que son capaces de observar quienes viven con amor. ¿Por qué no pruebas enamorarte de Dios y descubres sus obras de amor? Verás tu vida, y los que te rodean, y lo que te rodea, muy diferente.

Señor, quiero descubrir la fuerza de tu amor.

Abadia de Montserrat1 de junio de 2023 jueves VIII (Sir 42, 15-16)

31 de mayo de 2023 miércoles La Visitación de la Mare de Dios (So 3, 14-18)

Un aroma desprende el texto de Sofonías: la emoción de la alegría; pero todavía es más intenso cuando leemos este texto pensando en la celebración de hoy: María que ya lleva en las entrañas el anuncio de su maternidad, visita a su prima mucho más avanzada en su gestación. Es una alegría que se comunica, pero también es la experiencia que trasciende la persona. Cuando miramos a María, sabemos cómo es de verdad el texto que leemos: «El Señor tu Dios está en medio de ti». Esto es lo que le dice Isabel, pero eso es lo que también decimos nosotros en la Iglesia. Nosotros podemos ver en María la gracia que Dios le ha hecho, pero también, dado que María es figura de la Iglesia, también descubrimos la gracia con que Dios nos ha bendecido a cada uno de nosotros cuando participamos, estamos en comunión y descubrimos que el Dios que se ha hecho como nosotros es la entraña de nuestra vida, de nuestra comunidad. ¿Estamos contentos de esta maravilla que ha obrado Dios?

Señor, que mi fe no sólo sea para mí el motivo de mi gozo, sino que la alegría de mi vida ilumine a quienes viven a oscuras.

Abadia de Montserrat31 de mayo de 2023 miércoles La Visitación de la Mare de Dios (So 3, 14-18)

30 de mayo de 2023 martes VIII (Sir 35, 1-15)

El texto de hoy te hace en el fondo una pregunta: ¿qué le ofreces a tu Dios? Una de las respuestas que te propone es ésta: «quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza».

Señor, que mi capacidad de amar te honre.

Abadia de Montserrat30 de mayo de 2023 martes VIII (Sir 35, 1-15)

29 de mayo de 2023 lunes Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia (Ac 1, 12-14)

La memoria que hoy la Iglesia nos invita a celebrar nos habla de una función que el Concilio Vaticano II subrayó, es que miremos a María como la primera creyente, es decir la primera persona que creyó en Jesús, pero siempre vinculada con el resto de creyentes: éste es la descripción que encontramos en el texto de hoy. María ruega con los apóstoles. ¿Cuándo ruegas tienes presente que no eres tú solo? ¿Eres consciente con quien quieres estar en comunión?

Señor, que, con María, sepa escucharte, obedecerte, aceptarte.

Abadia de Montserrat29 de mayo de 2023 lunes Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia (Ac 1, 12-14)

Domingo de Pentecostés (28 de mayo de 2023)

Homilía del P. Manel Gasch i Hurios, Abat de Montserrat (28 de mayo de 2023)

Hechos de los Apóstoles 2:1-11 / 1 Corintios 12:3b-7.12-13 / Juan 20:19-23

 

Queridos hermanos y hermanas, ¡el Espíritu Santo tiene una lógica que se nos escapa! Observamos cómo va apareciendo siempre y por todas partes: Desde la Creación del mundo hasta la Encarnación. Jesús mismo lo promete en la última cena, en el Evangelio de hoy hemos leído cómo es dado a los discípulos el mismo día de Pascua, y cómo después vuelve a venir sobre un grupo mucho mayor y más internacional en el día de Pentecostés. Decimos que está en el Padre y en el Hijo, y también en nosotros, decimos que hoy vendrá especialmente sobre quienes se confirmen. San León lo llamaba abundancia de manifestaciones. ¡Pero quizás ya está bien que del misterio de Dios haya algo, que nos cueste sistematizar, poner en un esquema y definir! Ésta es la gran riqueza del Espíritu Santo, ser la libertad de Dios, esa libertad que se nos escapa.

Como veis, he empezado diciendo muchas cosas. Quizá sea uno de nuestros defectos con el Espíritu Santo: hablar mucho y escuchar poco. Expresar esto al empezar una homilía cuando de hecho tendré que hablar unos diez minutos seguidos no es que sea lo más coherente… Espero que él, el Espíritu haga más que yo y os hable e inspire a cada uno de vosotros.

Cuando la comunidad cristiana se reúne para celebrar la eucaristía siempre hace memoria, siempre recuerda. Todos tenemos presente que, en el corazón de la misa, en el momento de la consagración repetimos las palabras de Jesús «Haced esto, para celebrar mi memorial». En otros muchos momentos también recordamos los hechos y las ideas importantes de nuestra fe. Lo hacemos especialmente en las lecturas. El Espíritu Santo en esta libertad nos recuerda que lo que celebramos no es sólo un ejercicio de memoria de nuestras raíces creyentes, de identidad colectiva, una exhortación moral del predicador, con una música muy bonita, sino que estamos realmente confesando y creyendo que Dios está aquí con nosotros, esta mañana de primavera.

Y como celebramos un sacramento, decimos que estamos haciendo algo que no sólo recuerda, sino que es eficaz, que significa que tiene efecto, que cambia, que transforma. Si esto siempre es verdad en cada eucaristía, al celebrar hoy también el sacramento de la confirmación por algunos escolanes y hermanas de escolanes, todavía lo podemos vivir mucho más intensamente. La confirmación es el sacramento del Espíritu Santo, por eso es tan adecuado y nos ayuda a vivir la fiesta de Pentecostés pudiendo celebrarlo en esta misa conventual.

Las lecturas de hoy nos hablan de Espíritu Santo enviado por Dios y por Jesucristo. Quisiera comentar tres puntos sobre el Espíritu: su discreción, su capacidad de transformación y su libertad.

El Espíritu Santo es normalmente la discreción de Dios. No sabemos que realmente haya vuelto a pasar algo como lo que leíamos en los Hechos de los Apóstoles, que de discreto no tuvo nada. No debería ser una reunión muy distinta a la nuestra. Por la cantidad de personas de sitios diferentes, por las lenguas que hablaban podemos deducir que eran muchos y diversos, como nosotros hoy. En nuestras celebraciones, El Espíritu Santo, que puede hacer lo que quiera, viene normalmente con discreción, en medio de nuestra liturgia, en nuestros corazones, no como ese día de Pentecostés. Pero el efecto es el mismo: Nos constituye en una única comunidad y nos da la fuerza del Señor resucitado. Ese momento inicial, nos ha dejado de hecho la seguridad de que cuando le invocamos como Iglesia creyente, viene a ayudarnos. Por eso hoy, delegado por el sr. Obispo de San Feliu, que es a quien correspondería esta invocación del Espíritu sobre quienes se confirman, reunidos en comunidad tal y como se reunían los discípulos en los primeros días después de la muerte y la resurrección de Jesús, podemos orar y estar ciertos que el Santo Espíritu de Dios viene sobre vosotros: Bet, Isona, Rita, Arnau, Quim, Jacob, Miquel, Oriol, Blai, Gerard, Eric, Jan, Jaume, Roger, Xavier, David i Albert Y también lo hace con discreción, gestos y palabras que la tradición nos ha ido transmitiendo. Esta discreción no significa ni poca importancia ni poca efectividad… Al revés: entramos aquí en el ámbito de lo eficaz aunque no se ve, ¡cómo son la gran mayoría de las cosas y de los cambios, tranquilos y lentos! 

Las lecturas de hoy también nos hablan de la capacidad que tiene el Espíritu de transformar, cambiar, convertir. Los discípulos de la primera lectura se convierten. Podemos pensar que estaban en una celebración algo triste, donde muchos no entendían lo que se decía. Eran judíos piadosos, había fe y convencimiento, pero quizá carecían de comprensión, alegría y comunión. La irrupción de este viento violento, de estas lenguas de fuego, da de inmediato un sentido mucho más fuerte de unidad, a pesar del respeto a cada uno. Todo el mundo se entiende. Y de ahí nace todo de lo que carecían, especialmente la alegría de cantar las maravillas de Dios y una gran fuerza para proclamar el evangelio y la buena nueva de Jesucristo, resucitado.

¿Qué nos enseña hoy ese poder transformador del Espíritu Santo? Nos dice que todos somos capaces de cambiar. Que la realidad a pesar de parecernos a veces triste, apagada, vacía, puede reavivarse. Nos dice que esta conversión personal es el fundamento de cualquier otra transformación social que quiera acercar el mundo a la realidad de la paz y de la justicia que es el Reino de Dios. Una realidad colectiva que nunca podemos olvidar. En este texto que hemos cantado y que se llama la Secuencia le pedíamos que lavara lo que está sucio y que curara todo lo que está enfermo. ¡Incluso le pedimos que riegue lo que está seco! ¿Qué actual, no?

A vosotros que os confirmáis, el Espíritu Santo puede realmente transformaros y ayudaros a vivir mejor como cristianos. Acabada la homilía responderéis a unas preguntas y haréis unos compromisos que no son ninguna broma. Todos los que nos hemos confirmado sabemos que son el principio de un camino personal de transformación que dura toda la vida. Es el camino que va de las dudas a la fe y del egoísmo al amor. Y la experiencia nos hace conscientes de que recibimos el Espíritu Santo para poder seguir caminando siempre en la confianza que avanzaremos en el sentido de lo que prometemos. Pero necesitaréis recordarlo y esforzaros. Por eso ser testigos de esta confirmación hoy es para todos nosotros recuerdo agradecido y comprometido del don del Espíritu Santo.

Por último, he dicho que el Espíritu Santo es la libertad de Dios. Sabiendo algo de historia del pensamiento cristiano, encontraríamos que siempre ha sido el inspirador de cambios y reformas. Nos hace falta dejar que nos guíe para saber qué debemos hacer, una tarea que sólo podemos hacer cada uno de nosotros. La libertad del Espíritu Santo sólo podía hacernos libres también a nosotros. Fijaos que, en el Evangelio de hoy, el día de su misma resurrección, Jesús dio el Espíritu Santo y justo después dio a los discípulos la posibilidad, pero también la libertad de perdonar los pecados: “a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. El Espíritu Santo no es un algoritmo que nos programa como la Inteligencia Artificial para que todo funcione automáticamente. El Espíritu Santo respeta profundamente lo que nosotros decidimos hacer, entendiendo bien que no todo le da igual. Por eso hoy, todos los que se confirmen, recibirán el Espíritu de libertad y libremente se comprometerán en este camino de fe, que vosotros mismos o vuestros padres y madres escogieron para vosotros en el bautismo y diréis dos cosas especialmente bonitas e interesantes: que deseáis ser imitadores de Jesús y que confiaréis en Dios en cualquier circunstancia de la vida. Ojalá que el recuerdo de este día os ayude siempre. Y que todos los demás escolanes que han hecho la confirmación o la hará algún día viváis siempre con este buen propósito.

La eucaristía es para todos un don del Espíritu Santo que transforma los dones en el cuerpo y sangre de Cristo para alimentarnos y hacernos vivir en cada celebración el gozo de la unidad. En esta unidad eucarística estamos contentos de acoger a Joan (Esteban Galmés) que participará por primera vez. Joan, que también tú, puedas avanzar por el camino de la fe junto a Jesús, de quien estarás a partir de ahora mucho más cerca, como todos nosotros, cada vez que lo recibas en su cuerpo y su sangre.

Abadia de MontserratDomingo de Pentecostés (28 de mayo de 2023)

28 de mayo de 2023 Domingo de la Pentecostés (Ac 2, 1-11)

El texto describe el día de Pentecostés: los apóstoles comenzaron a expresarse en varias lenguas y nos dice que gente proveniente de todas partes: «quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua», pero lo verdaderamente importante es la afirmación final del relato: «cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua». Este es uno de los distintivos de aquellos que son poseídos por el Espíritu Santo: proclama las grandezas de Dios.

Gracias por las maravillas que haces a todos los hombres y mujeres; que cada uno de nosotros seamos, al menos, una chispa de tu luz.

Abadia de Montserrat28 de mayo de 2023 Domingo de la Pentecostés (Ac 2, 1-11)

21 de mayo de 2023 Domingo La Ascensión del Señor (Ac 1, 1-11)

«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?» Hoy sigue vigente la pregunta: ¿qué estamos mirando? ¿Qué estás mirando? Jesús no ha desaparecido; estamos en una situación parecida a la del pueblo de Israel cuando atravesaba el desierto; Dios se hacía presente en medio de la nube, y eso hizo sacar adelante todo el pueblo. Hay que tener muy presente cómo termina el texto de hoy: «El mismo Jesús que os ha dejado… volverá».

Señor que sepa contemplar cuándo estás volviendo al corazón de los hombres, a mi corazón. Enséñame a verte.

Abadia de Montserrat21 de mayo de 2023 Domingo La Ascensión del Señor (Ac 1, 1-11)

20 de mayo de 2023 sábado VI Pascua (Ac 18, 23-28)

El relato nos cuenta el impacto que hacía la predicación de Apolo: «un judío… natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras».

Señor, que en nuestras comunidades haya personas como Apolo que sepan entusiasmar.

Abadia de Montserrat20 de mayo de 2023 sábado VI Pascua (Ac 18, 23-28)

27 de mayo de 2023 sábado VII Pascua (28, 16-20.30-31)

La última lectura de los Hechos de los Apóstoles nos dice que: «Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilaba… Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos». Pablo, prisionero, no para de predicar; y nosotros, ¿qué hacemos? Incluso los que estamos impedidos, como nos lo hace ver Pablo, podemos anunciar la Buena Nueva. ¿Qué más me hace falta?

Señor, dame la fuerza y el coraje de Pablo. Hoy pídelo esto tantas veces como puedas.

Abadia de Montserrat27 de mayo de 2023 sábado VII Pascua (28, 16-20.30-31)

26 de mayo de 2023 viernes La Dedicación de la Catedral de San Feliu de Llobregat (1Pe 2, 4-9)

Hoy celebramos la Dedicación de la Catedral; quizás también podríamos decir, hoy recordamos la cabeza y casa solariega de nuestra diócesis, nuestra primera referencia como Iglesia va más allá del propio edificio, porque como nos recuerda la carta de Pedro: «Vosotros, como piedras vivas, dejáis que Dios haga de vosotros un templo espiritual». Los templos siempre son signos de la presencia de Dios, pero el mensaje de Pedro nos ha recordado que en el fondo somos cada uno de nosotros los que debemos ser signos de la presencia de Dios en medio de nuestra sociedad. Teniendo presente esto, ¿cuáles son los sentimientos que vives?

Señor, que irradie tu luz.

Abadia de Montserrat26 de mayo de 2023 viernes La Dedicación de la Catedral de San Feliu de Llobregat (1Pe 2, 4-9)

25 de mayo de 2023 jueves VII Pascua (Ac 22, 30; 23, 6-11)

El relato de hoy nos hace ver que Pablo era hábil a la hora de defenderse. Así nos dice que: «Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos». Y por ello plantea su fe en la resurrección de los muertos; lo que provoca una discusión muy enconada, dividiendo la asamblea que lo acusaba. De tal modo que el tribuno se vio obligado a proteger Pablo. Pero también conviene subrayar las últimas palabras del texto de hoy: «La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: – «¡Animo! Lo mismo que has dado testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo en Roma». ¿El Señor te podría decir también que tengas coraje, porque el testimonio que has dado hasta ahora, deberás darlo en otro lugar?

Perdóname, Señor, por las veces que he sido cobarde para dar testimonio de mi fe.

Abadia de Montserrat25 de mayo de 2023 jueves VII Pascua (Ac 22, 30; 23, 6-11)

24 de mayo de 2023 miércoles VII Pascua (Ac 20, 28-38)

Pablo se despide de los sacerdotes de la comunidad de los efesios. Siempre las despedidas son emotivas cuando ha habido verdadero amor; en este relato, por ejemplo, nos dice que: «Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos. Entonces todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban…» Cuando nosotros nos despedimos de alguna institución o de algún trabajo, ¿hacemos como Pablo que, arrodillado, ruega con quienes han sido sus colaboradores hasta entonces?

Señor, acuérdate de todos aquellos que en algún momento han caminado conmigo.

Abadia de Montserrat24 de mayo de 2023 miércoles VII Pascua (Ac 20, 28-38)

23 de mayo de 2023 martes VII Pascua (Ac 20, 17-27)

A veces hay frases que son impresionantes. Hoy tenemos unas frases de Pablo que dicen: «a mí no me importa la vida, sino completar mi carrera y consumar el ministerio que recibí del Señor Jesús: ser testigo del Evangelio de la gracia de Dios». Esto, sinceramente, ¿lo puedo decir yo?

Señor, injértame del espíritu que tenía Pablo.

Abadia de Montserrat23 de mayo de 2023 martes VII Pascua (Ac 20, 17-27)

22 de mayo de 2023 lunes VII Pascua (Ac 19, 1-8)

Cuando Pablo regresó a Éfeso se encontró con un grupo de doce hombres a los que impone las manos para que reciban el Espíritu Santo. Luego, «Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con ellos y tratando de persuadirlos». En mi casa, ¿he sido capaz de hacer como Pablo, de hablar del Reino de Dios (no de la política eclesiástica o de lo que hacen o dejan de hacer en el Monasterio)?

Señor, que sepa hablar de Ti con todos los que me rodean.

Abadia de Montserrat22 de mayo de 2023 lunes VII Pascua (Ac 19, 1-8)

La Ascensión del Señor (21 de mayo de 2023)

Homilía de Mns. David Abadias, obispo auxiliar de Barcelona (21 de mayo de 2023)

Hechos de los Apóstoles 1:1-11 / Efesios 1:17-23 / Mateo 28:16-20

 

Quisiera empezar, ante todo, agradeciendo al P. Abad y a la Comunidad de Montserrat su invitación a compartir hoy con ellos, y con vosotros, la Eucaristía de este domingo, fiesta de la Ascensión del Señor. Montserrat, que en muchos sentidos la podemos llamar la parroquia de Cataluña, donde tantas comunidades cristianas y tantas personas se encuentran y celebran la fe, a los pies de María, en el gozo de esta naturaleza que nos rodea, y como en la escucha atenta de la Palabra y la feliz participación en la Mesa de la vida. Agradezco de corazón el poder estar hoy aquí con vosotros.

Celebramos hoy la fiesta de la Ascensión del Señor: en la primera lectura hemos escuchado el relato de los Hechos de los Apóstoles donde se nos explica cómo Cristo “a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista.” (Hch 1 :9). En el Evangelio de Juan, Jesús hablando con Nicodemo nos dice: no podía subir al cielo sino aquél que bajó (cf. Juan 3:13). Y éste es el punto clave que hoy querría profundizar con vosotros. Ese movimiento -este subir, ese bajar- ese movimiento trinitario. Este dinamismo del Amor. Porque el amor es dinámico, el amor nunca se queda quieto. 

El Amor vino a nosotros, bajó del cielo, se encarnó, se hizo hombre como nosotros. Vino a nosotros, para que nosotros lo conociéramos. Esa kenosis, ese “abajamiento” es un acto de amor. Viene a nosotros porque nos ama. San Juan nos lo resume perfectamente en su primera carta: Dios nos ha amado primero (1 Juan 4:19). Dios viene a nosotros por amor. El corazón de la Trinidad se mueve hacia nosotros por Amor.

Y por ese mismo amor, Cristo nos abre el camino hacia el Padre. Él, el primero de todos, sube al cielo, abriendo ese camino: yo soy el camino, la verdad, la vida; nadie llega al Padre si no va por mí (Juan 14:6).

Por tanto, hoy contemplamos el dinamismo del Amor, que viene a nosotros, que nos lleva hacia el Padre.

Es un movimiento que se convierte también en una catequesis, una enseñanza para nosotros: Dios nos sale al encuentro por amor, y que por amor nos muestra el camino, nos invita también a nosotros a vivir ese dinamismo en nuestro corazón, este salir al encuentro del otro, éste ir al encuentro del otro por amor.

Nuestro corazón debería vivir esa misma fuerza; debería hacerlo en las palabras, en las acciones y en los sentimientos, en todo deberíamos conseguir que el motor de nuestra vida fuera el dinamismo del amor. Es, en definitiva, el mandamiento que Jesús nos da a nosotros, sus discípulos: amaos tal como yo os he amado (Juan 13:34). Nos pide que amemos con su mismo amor. No con un amor fraccionado, condicionado, receloso, no… El Señor nos pide que el amor con que Él nos ama a nosotros, que nos mueva el mismo amor que le ha movido y le mueve a Él. No habla de actos de amor aislados, sino de un amor que todo lo une y perfecciona. Un amor que desde las entrañas nos configura.

La vida del cristiano no debe ser diferente a la de Cristo: el discípulo debe hacer como el maestro. En la primera lectura hemos escuchado cómo los ángeles preguntan y también nos preguntan a veces a nosotros qué hace aquí parados, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?” (Hechos 1: 10). Si Dios es dinámico, nosotros también estamos llamados a serlo. El cristiano no se queda quieto, ¡no se distrae! El cristiano está llamado a vivir ese mismo dinamismo del amor que le hace salir al encuentro del Padre y que le hace ir al encuentro de los hermanos.

Cristo nos invita a hacer del amor a Dios y a los hermanos el motor de nuestra vida. Es en el fondo, lo mismo de siempre, ya desde la antigüedad: Ama al Señor a tu Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el pensamiento (Deuteronomio 6:4), y ama a los demás como a ti mismo (Levítico 19:18; Mateo 22:37).

Se nos pide pues un corazón que se levanta hacia Dios y que a su vez va junto a los hermanos, abajándose hasta donde convenga, y especialmente con los que más lo necesitan. Pero he aquí, y esto lo sabemos todos por experiencia, que este movimiento del corazón es difícil, muy difícil, incluso a veces parece imposible. Sí buscamos amar, al Señor y a los hermanos, sí que lo hacemos sinceramente: hoy tenemos el gozo de algunos hermanos que celebran sus aniversarios de matrimonio. Lo hacemos sinceramente, lo hacemos con todas las fuerzas, lo mejor que sabemos, pero todos por experiencia sabemos que nuestro amor es fraccionado, es frágil, es débil, e incluso a veces sin quererlo, porque no amamos bien, nos hacemos daño unos a otros. Nos podría venir la duda, lo escuchábamos en las lecturas que algunos dudaban, de si sabremos alguna vez amar así, y posiblemente la respuesta más sincera y honesta es que no sabemos amar así. Mejor dicho: no sabemos amar así SOLOS. No podemos amar así SOLOS. No podemos hacer del amor el motor de nuestra vida SOLOS. SOLOS no podemos.

Y es ahora, cuando de nuevo escuchamos la voz de Cristo que nos dice: a los hombres les es imposible, pero a Dios no, porque Dios puede todo (Marcos 10:27). Y continúa el maestro diciéndonos: “Yo os enviaré al Defensor, el Espíritu Santo, y Él se lo hará entender” (Juan 14:26), “un Defensor que se quedará con vosotros para siempre” (Juan 14:16).

Lo escuchábamos también en la primera lectura: “vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5).

Ésta es el punto clave: el dinamismo del Amor sólo podrá ser real en nosotros -a pesar de nuestras limitaciones y debilidades-, si acogemos en el corazón al Espíritu Santo. Sólo la presencia del Espíritu en nosotros puede hacer del Amor auténtico motor de nuestros corazones. Sólo con Él, desde Él puedo amar de verdad, perdonar de verdad, servir al hermano de verdad.

Jesucristo que nos lo ha dado todo: nos ha dado sus palabras, sus acciones, los milagros, su persona, su Cuerpo, su Sangre; ahora nos da también su Espíritu para que de verdad podamos amar como Él nos ama, y podamos de verdad entrar en la comunión trinitaria.

Y así, realmente, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, bautizar este mundo con el agua viva del Amor, que comienza brotando en nuestros corazones, como una fuente de agua viva, y que desde estos corazones se irradia y comunica al corazón de la humanidad entera.

Ésta es nuestra misión. Creer en este Amor, entrar en el dinamismo de ese Amor, hacerlo real acogiendo el Espíritu de Cristo en nosotros; y así, -con generosidad, con humildad, con profunda y auténtica alegría- ser testigos suyos: en Jerusalén, en todo el país de los judíos, en Samaría y hasta los límites más lejanos de la tierra.

Pidamos, hoy a las puertas de Pentecostés, el don del Espíritu, pero pidámoslo también cada día, para poder amar de verdad, tal como Cristo nos ama.

Hagamos nuestra la oración de Pablo a los efesios: Ruego al Dios de nuestro Señor Jesucristo, que nos conceda los dones espirituales de una comprensión profunda, para que conozcamos a qué esperanza nos ha llamado, qué riquezas nos tiene reservadas. Y que conozcamos la grandeza inmensa del poder que obra en nosotros, los creyentes, quiero decir, la eficacia de su fuerza (cf. Efesis 1:17-19).

Y yo me atrevo a añadir: una fuerza que tiene un nombre: el AMOR. La fuerza más poderosa que jamás ha conocido el universo. ¿Dejarás que sea el motor de tu corazón?

Que María, Madre de Dios de Montserrat, Madre del Amor, de la Fe y de la Esperanza, nos abra el corazón a la fuerza del Espíritu Santo, nos ayude como Ella a decir Sí al proyecto de Dios en nosotros, y como Ella, que sepamos ser instrumentos de su Gracia, portadores de Cristo en nuestro mundo, para cantar cada día las maravillas que Él ha obrado en nosotros.

 

 

 

 

Abadia de MontserratLa Ascensión del Señor (21 de mayo de 2023)

19 de mayo de 2023 viernes VI Pascua (Ac 18, 9-18)

«Cuando estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo…» Nos dice al comienzo de la lectura de hoy del libro de los Hechos. ¿Participas de esta confianza? ¿Por qué?

Señor, ayúdanos, que el miedo no sea motivo para tomar decisiones en el seno de la Iglesia.

Abadia de Montserrat19 de mayo de 2023 viernes VI Pascua (Ac 18, 9-18)

18 de mayo de 2023 jueves VI Pascua (Ac 18, 1-8)

El libro del Génesis nos cuenta que el penúltimo acto de la creación es la del hombre, el cual es hecho a imagen de Dios, de tal manera que todo el resto de la creación le será sometida. ¿Tratamos las cosas de la creación como si fueran de Dios?

Señor, que siempre tenga tu mirada., Tú que, al terminar tu obra creadora, viste que toda era buena de verdad.

Abadia de Montserrat18 de mayo de 2023 jueves VI Pascua (Ac 18, 1-8)

17 de mayo de 2023 miércoles VI Pascua (Ac 17, 15.22 – 18, 1)

Pablo en Atenas adapta, tanto como puede, sin traicionar el mensaje, en la mentalidad de los griegos. De ahí que al principio de su discurso en el Areópago dice: «…  eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo». Cuando hablas de temas de la fe, ¿te esfuerzas para adaptarte a la mentalidad de tu prójimo?

Señor, que sea siempre un instrumento fiel de tu palabra.

Abadia de Montserrat17 de mayo de 2023 miércoles VI Pascua (Ac 17, 15.22 – 18, 1)

16 de mayo de 2023 martes VI Pascua (Ac 16, 22-34)

Pablo y Silas son maltratados y encarcelados, pero lejos de desanimarse, dentro mismo de la prisión «Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos los escuchaban». Un evento muy fuerte, el libro de los Hechos de los Apóstoles habla de que «vino un terremoto tan violento» que abrió las puertas de la cárcel y el carcelero pensando que habían escapado se quería quitar la vida. La intervención de Pablo le abre las puertas de la práctica de la fe cuando le dice: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia». A lo largo de los Hechos de los Apóstoles son constantes los testimonios de conversión, gracias a la intervención decidida de Pablo y de sus acompañantes. Hoy en día, ¿qué debería tener nuestro testimonio para tener una eficacia similar a la predicación de Pablo?

Señor, que mi cara transmita serenidad; mi gesto, alegría; mi palabra convencimiento; mi cuerpo, humildad; mi vida, felicidad.

Abadia de Montserrat16 de mayo de 2023 martes VI Pascua (Ac 16, 22-34)

15 de mayo de 2023 lunes VI Pascua (Ac 16, 11-15)

En este constante viajar debían buscar un lugar adecuado para ir a orar el sábado. Así nos dice hoy que: «El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que se había un lugar de oración». Allí estaba Lidia que aceptó la fe que predicaba Pablo. Cuando sales de viaje, ¿te preocupas de encontrar un lugar adecuado para orar? ¿Te avergüences que te vean orando?

Señor, ayúdame a quitarme de encima estos respetos convencionales que me impiden vivir sinceramente la fe.

Abadia de Montserrat15 de mayo de 2023 lunes VI Pascua (Ac 16, 11-15)

14 de mayo de 2023 Domingo VI Pascua (Ac 8, 5-8. 14-17)

Las dos partes del fragmento que nos propone la Iglesia para reflexionar hoy nos ofrecen los elementos característicos del desarrollo de las primeras comunidades cristianas; una es la que nos cuenta: «El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo» y, por la otra: «Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan». Es decir, la predicación hecha por uno de los miembros de la comunidad, en este caso Felipe, debía ser confirmada por los apóstoles cuando éstos «les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo».

Señor, que sea tu Espíritu quien fecunde los corazones de los que te buscan y te encuentran.

 

Abadia de Montserrat14 de mayo de 2023 Domingo VI Pascua (Ac 8, 5-8. 14-17)