2 Tesalonicenses 3:6-10.16-18
Creyendo que era cierta la inminente venida del Señor, había quien había dejado de trabajar, de ahí que diga al comienzo de la lectura de hoy: «os mandamos, hermanos, que os apartéis de todo hermano que lleve una vida desordenada». Y entonces desea: «Que el mismo Señor de la paz os dé la paz siempre y en todo lugar». ¿En qué consiste esta paz?
Señor, que mi vida transparente vuestra paz.