Los últimos días de este año litúrgico el apocalipsis nos va presentando diferentes imágenes del juicio de Dios; probablemente no todas las imágenes son de nuestro agrado ni corresponden a nuestra sensibilidad. Hay unas ideas de fondo que hay que ir recordando: este escrito aparece en una situación, como ya hemos dicho hace unos días, en unos momentos de persecución de los creyentes, momentos de mucho sufrimiento, y, probablemente vividos con miedo. Había que encontrar lo que ayudara a los creyentes a ser fieles y valerosos para poder hacer frente a los momentos difíciles. Hoy nos dice: «vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen… Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo». ¿Hoy también puede pasar que adoramos la Bestia y su imagen? ¿Quién serían, hoy, la Bestia y su imagen?
Señor, líbrame de la tentación de idolatrar los valores que representan la Bestia y su imagen.