Isaías 22:19-23
Dios elige a los que quiere que estén al frente de su pueblo; pero además de autoridad, los reviste de responsabilidad y tendrán que dar cuenta de ello. «Aquel día, llamaré a mi siervo… le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén… Pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá». Probablemente esto nos suene como la descripción de un poder absoluto, pero conviene no olvidar que Dios llama a los que están dispuestos a servir, no a servirse de él. Cuando ejerces tu autoridad, ¿te acuerdas que eres un servidor?
Señor, que mi autoridad sea un servicio humilde.