Pedro nos dice hoy: «vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor…» ¿Qué te parece, estás preparado para que tu fe sea probada?
Señor, déjame abrazarme contigo.
Pedro nos dice hoy: «vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor…» ¿Qué te parece, estás preparado para que tu fe sea probada?
Señor, déjame abrazarme contigo.