Hasta tres veces el Señor llama a Samuel y éste, a pesar de que no reconoce la llamada del Señor, no duda de responder: «aquí estoy», para acabar respondiendo: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha».
Hoy, cada uno podría hacer suya esta oración.
Hasta tres veces el Señor llama a Samuel y éste, a pesar de que no reconoce la llamada del Señor, no duda de responder: «aquí estoy», para acabar respondiendo: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha».
Hoy, cada uno podría hacer suya esta oración.