Ba 5, 1-9
Descubrir a Dios, vivir con Dios siempre debe ser una fiesta, por eso no es de extrañar que el profeta Baruc te diga: «despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te concede», y luego te dice en qué consiste tu vestido que es fuente de alegría, «Envuélvete ahora en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno», es decir ponte el vestido de los hijos de Dios, de la realeza de Dios. El manto y la diadema siempre se ven, podríamos decir que son el testimonio que hay que dar; ¿qué representan los signos del manto y la diadema? ¿Estás dispuesto a ponértelos?
Señor, que siempre irradie tu bondad.