2Co 6, 1-10
Pablo exhorta: «nos acreditamos en todo como ministros de Dios con mucha paciencia», y añade un poco más abajo: «procedemos con limpieza, ciencia, paciencia y amabilidad; con el Espíritu Santo y con amor sincero». Basta hacernos dos preguntas: ¿tenemos conciencia de ser servidores de Dios? ¿De qué nos sirve poner en práctica estas actitudes que nos propone Pablo?
Señor, que mi vida lleve a otros a amarte.