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16 de enero de 2022 Domingo II de Tiempo Ordinario (Is 62, 1-5)

El profeta Isaías anuncia que el amor de Dios se manifestará de una manera similar a como el novio está contento de tener la novia. El pueblo creyente, como una novia, será «corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios». Nosotros formamos parte de este pueblo creyente, nosotros somos como una novia en manos de su esposo. ¿Qué es lo que hace evidente este hecho?

Señor, que sepamos descubrir y agradecer el don de tu amor.