A José le hicieron una mala jugada cuando sus hermanos lo vendieron como esclavo. José, ahora que podría vengarse por los malos tratos, reacciona de modo muy distinto y es capaz de hacer un gesto de perdón. ¿Quizá a nosotros nos cuesta más que perdonar? ¿A que decimos muy fácilmente en el Padre Nuestro: «Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos»?
Hoy cuando ores con el Padre Nuestro, fíjate bien en lo que dices.