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28 de diciembre de 2025 Los santos Inocentes y san Abel

Hoy, día 28 de diciembre, celebramos la festividad de: los santos Inocentes, mártires; y de san Abel, del Antiguo Testamento.

Los santos Inocentes, mártires

Desde al menos el siglo VI, la Iglesia los honra en los días de Navidad. Son los niños de Belén asesinados por Herodes con el objetivo de eliminar al Mesías y Rey de Israel, recién nacido y anunciado por las profecías. Constituyen las primicias de los rescatados. Por su muerte, la cruz ya está presente en el pesebre. El poeta Prudencio, del siglo IV, los define como las “flores de los mártires” y “primeras víctimas por Cristo (…), jugad con la palma y la corona (del martirio)”. La muerte de los Inocentes muestra, en toda su crudeza, la maldad que puede provocar el afán incontrolado de poder, pero al mismo tiempo es una afirmación de la victoria de los más débiles y desamparados, a quienes Dios acoge en su Reino y corona con su vida infinita.

En el siglo V, el santo obispo de Cartago, Quodvultdeus, dijo de ellos: “¡Oh, maravilloso don de la gracia! ¿Cuáles han sido los méritos de estos niños para vencer de esta manera? ¡Aún no hablan y ya confiesan a Cristo! ¡Aún no son capaces de luchar porque no mueven los brazos y, sin embargo, ya llevan triunfantes la palma de la victoria!”.

San Abel, justo del Antiguo Testamento

Era el segundo hijo de Adán y Eva, la primera pareja humana, según narra el capítulo 4 del libro del Génesis. Pastor de oficio, ofrecía con fe y sinceridad a Dios en sacrificio lo mejor de su rebaño, mientras que Caín, su hermano mayor y agricultor, ofrecía frutos de la tierra sin hacer una cuidadosa selección. Como Dios se complació en los sacrificios de Abel, Caín, movido por la envidia, asesinó a su hermano. Abel se convierte así en la primera víctima del odio y la envidia de un hombre hacia otro, una tragedia que recorrerá toda la historia de la humanidad.

Asimismo, Abel es símbolo del hombre fiel, entregado a Dios, que muere por esa fidelidad y entrega. Jesús mismo se refirió a él como el justo y el primer perseguido. Era justo porque en la sencillez de su vida buscaba seguir el camino de Dios y tener con Él una relación de agradecimiento, veneración y respeto, manifestada mediante los sacrificios que ofrecía. Se celebra hoy, junto con los santos Inocentes, como símbolo de los mártires inocentes.

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