Hoy, día 26 de noviembre, celebramos la festividad de: san Silvestre Guzzolini, abad; san Leonardo de Porto Mauricio, religioso; y san Pedro de Alejandría, mártir.
San Silvestre Guzzolini, abad
Nació en 1177 y, cuando se convirtió en presbítero, ya tenía una sólida formación jurídica y teológica. Vivió retirado tres años en los Apeninos de las Marcas, y después cerca de Fabriano, donde acudían muchos curiosos a pedirle consejo o una oración. Cuando en 1228 el papa Gregorio IX envió una delegación de frailes dominicos, fray Ricardo y fray Bonaparte, para conocer a este extraño ermitaño e invitarlo a unirse a una orden monástica ya existente o, al menos, a adoptar una regla de vida más estructurada y precisa, tal como había establecido el IV Concilio de Letrán, estos dos frailes se convirtieron en los dos primeros hermanos de nuestro santo en la nueva comunidad, que adoptó la regla benedictina: la Orden de San Benito de Montefano, conocidos popularmente como silvestrinos, y que combina la vida eremítica con un cenobitismo místico y pobre. Reposó en la paz del Señor el 26 de noviembre de 1267 y fue canonizado en 1589.
San Leonardo de Porto Mauricio, religioso
Nació en Porto Maurizio, Liguria, en el año 1676, y fue bautizado con el nombre de Pablo Jerónimo Casanova. Fue educado en Roma en el colegio romano de los Jesuitas y fue congregante de la orden de san Felipe Neri. En 1697 ingresó en la orden de los franciscanos menores reformados, tomando el nombre de Leonardo, donde dedicó sus esfuerzos a la predicación y a las misiones populares por toda Italia durante cuarenta años. Fue un gran impulsor de la devoción del Via Crucis, promoviendo que se edificaran en todos los lugares a los que iba (entre otros, en el Coliseo romano). Grandes multitudes acudían a escuchar su ardiente predicación, quedando impresionadas y conmovidas. “Es el misionero más grande de nuestro siglo”, llegó a decir san Alfonso M. de Ligorio. Murió en Roma el 26 de noviembre del año 1751. Su canonización data de 1867. En 1923 fue declarado patrón de los países católicos.
San Pedro de Alejandría, mártir
Nació en el siglo III. Hacia el año 300 fue ordenado obispo y patriarca de Alejandría (cargo que ejerció durante once años), autor eclesiástico y Padre de la Iglesia. Tres años después de ocupar la sede de Alejandría comenzaron las persecuciones de Diocleciano, continuadas por sus sucesores. Pedro de Alejandría tuvo que esconderse, yendo de un lugar a otro. Recorrió Mesopotamia, Fenicia, Palestina y varias islas. Permaneció encarcelado probablemente bajo Maximiano II, pero finalmente fue liberado. En el año 311 fue detenido otra vez por orden de Maximino Daya. Llevado al martirio, murió decapitado en Alejandría el día 26 de noviembre, según una crónica oriental de obispos. Su canonización es antigua.
Fue un gran defensor de la unidad de la fe y de la doctrina cristiana, especialmente contra el arrianismo, insistiendo en la importancia de la razón y de la tradición apostólica para comprender la Escritura y la fe cristiana. Esto estableció un modelo de liderazgo episcopal basado en la autoridad doctrinal y pastoral.

