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23 de noviembre de 2025 Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey de todo el mundo, San Clemente I, San Columbano y Santa Lucrecia de Roma

Hoy domingo, celebramos la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey de todo el mundo, Rey de los judíos y de todos los hombres. El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir todo poder, sabiduría, fuerza y honor, y, por su Espíritu, envía desde el Padre a todos los pueblos la unidad y la paz. También celebramos la festividad de san Clemente I, papa y mártir; de san Columbano, abad; y de santa Lucrecia romana, virgen y mártir.

San Clemente I (o Clemente Romano), papa y mártir

Obispo de Roma durante los últimos años del siglo I, es el tercer sucesor de Pedro, después de Lino y Anacleto. El testimonio más importante sobre su vida es el de san Ireneo, obispo de Lyon hasta el año 202. La autoridad y el prestigio de este Padre Apostólico, obispo de Roma, eran tales que se le atribuyeron varios escritos, pero su única obra segura es la Carta a los Corintios, escrita entre el 96 y el 98, en la que los exhortaba a consolidar entre ellos los lazos de paz y concordia: “tened un solo corazón y una sola alma, trabajando juntos en humildad y paciencia”. A esta carta se le atribuyó un carácter casi canónico. Podríamos decir que constituye un primer ejercicio del Primado romano, después de la muerte de san Pedro, y le permite exponer ampliamente la identidad de la Iglesia y su misión.

Testimonios tardíos, entre los siglos IV y VI, atribuyen a Clemente el título de mártir: primero fue exiliado por Trajano a Crimea para trabajar en las minas, y posteriormente sería ejecutado atándole un ancla al cuello y arrojándolo al mar. Este símbolo del ancla y el mar siempre se asocia con el santo.

San Columbano, abad

Es el mejor representante de la cultura monástica irlandesa. Nacido alrededor del año 540, se formó en el monasterio de Bangor, al noreste de la isla. Estudioso de las Escrituras y de los Padres de la Iglesia, cuando tenía unos cincuenta años, junto con otros doce monjes celtas, se convirtió en misionero en partes de Europa central (Francia, Alemania, Suiza e Italia), evangelizando y fundando monasterios. Estos monjes finalmente se establecieron en el norte de Italia, en el monasterio de Bobbio. A menudo chocaba al intentar imponer en todas partes las costumbres irlandesas. Era un hombre exigente, pero lleno de espíritu apostólico. Su regla influyó en la vida religiosa hasta que fue sustituida por la Regla de San Benito. Estos monjes introdujeron en Europa la práctica penitencial de la confesión individual. Falleció en la paz de Cristo en el año 615.

Santa Lucrecia de Roma, virgen y mártir

Virgen cristiana que vivió en Roma durante las persecuciones cristianas de finales del siglo III o principios del IV. La tradición dice que se negó a renunciar a la fe cristiana y que por ello fue martirizada.

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