Hoy, día 28 de octubre, celebramos la festividad de: san Simón y san Judas, apóstoles; y de san Fidel de Como, mártir.
Santos Simón y Judas (Tadeo), apóstoles
Celebramos hoy la fiesta de dos apóstoles de los que casi solo sabemos que fueron escogidos por Jesús para formar parte del grupo de sus doce discípulos más cercanos.
San Simón es llamado “celota” por san Lucas; pertenecía, por tanto, al grupo judío más intransigente frente a la dominación romana, lleno de deseo por la venida del Reino de Dios.
San Judas es llamado por los evangelistas Mateo y Marcos como Tadeo, es decir “de corazón amplio”, mientras que en el evangelio de Lucas figura como Judas, hijo de Santiago. Él es quien en el evangelio de Juan hace la pregunta que recibe la promesa: “Quien me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a hacer morada en él”. Se le atribuye la epístola canónica que lleva su nombre.
Algunas tradiciones explican que, primeramente, san Simón predicó en Egipto, mientras que san Judas permaneció en Judea, Galilea y Samaria. Posteriormente, ambos se dirigieron a Siria, Mesopotamia y Persia, donde fueron martirizados. Iconográficamente se les representa con los instrumentos de su martirio: a san Simón con una sierra y a san Judas Tadeo con un hacha.
San Fidel de Como, mártir
Fue un mártir de los primeros siglos de la Iglesia. Aunque su fama es grande, las noticias existentes sobre su vida son escasas. Según la tradición, Fidel era un legionario del ejército imperial que se convirtió al cristianismo y desertó, en el tiempo en que el emperador Diocleciano publicó los primeros edictos contra los seguidores de Cristo. Fue arrestado, juzgado y condenado al martirio. Tras su muerte, su fama de taumaturgo se extendió rápidamente. Antes del año mil, las reliquias de san Fidel fueron llevadas a la ciudad de Como, en el norte de Italia, a la iglesia de Santa Eufemia. Posteriormente, en 1572, san Carlos Borromeo trasladó los restos del santo a Milán.

