Hoy, día 4 de octubre, celebramos la festividad de:
San Francisco de Asís, religioso
Pequeño de estatura y de carácter extrovertido, siempre tuvo el deseo de emprender grandes empresas. Así, cuando tenía veinte años fue a la guerra entre Asís y Perugia, y luego a las cruzadas. Al regresar, enfermo y agitado, resultó irreconocible para todos. Algo lo había marcado. Nunca olvidará las palabras que escuchó mientras dormía en Spoleto: “¿Por qué te empeñas en buscar al criado en lugar del Señor?”. Su existencia cambió de rumbo. En un mundo de traición, lucro y violencia, predica la paz después de haberlo dejado todo. Obstinado en la pobreza, pero aún más en configurarse a Cristo, dejó un rastro de seguidores que perpetuaron su espíritu. San Francisco de Asís comprendió la promesa de la primera bienaventuranza en su máxima radicalidad.
Nacido en Asís en 1182, era hijo de un rico comerciante textil, y todo hacía suponer que Francisco seguiría la tradición familiar del negocio. Pero las cosas tomaron un rumbo muy diferente después de sufrir una grave enfermedad, durante la cual tuvo tiempo de reflexionar. Una vez convertido, tras un tiempo de oración, austeridad y soledad para acercarse a Dios, comenzó una labor de predicación, a la que se unió un grupo de compañeros. Con ellos, inicia la Orden de los Frailes Menores (llamados después franciscanos), que se establecerán en la iglesia de la Porciúncula y que, a diferencia de los monjes, no vivirán en monasterios aislados ni poseerán bienes.
Durante sus recorridos por ciudades y pueblos predicando, san Francisco habla de la naturaleza, de los animales y de los astros; es decir, su vida fue un constante elogio al Creador. El “Cántico del hermano sol”, atribuido a él, es considerada la primera obra maestra de la literatura italiana, y expresa la libertad de un alma reconciliada con Dios en Cristo.
Luego, junto con santa Clara, fundará en la iglesia de San Damián la orden de las “damas pobres”, las clarisas. Posteriormente, fundará una orden terciaria para los laicos.
Su ardiente amor por Cristo, expresado tiernamente en la primera representación del nacimiento viviente durante la Navidad de 1223, llevó al “poverello” a conformarse en todo con Jesús, y fue el primer santo de la historia en recibir la marca de los estigmas. “El juglar de Dios” fue testigo vivo de la alegría de la fe, acercando el Evangelio a los no creyentes.
Francisco quiso morir desnudo y extendido sobre la tierra. Se durmió en el Señor el 3 de octubre de 1226 cuando la “hermana muerte” lo visitó. Dos años después, en 1228, fue proclamado santo. También es patrón de Italia.