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27 de agosto 2025 Santa Mónica y San David Lewis

Hoy, día 27 de agosto, celebramos la festividad de: santa Mónica; y la de san David Lewis, mártir.

Santa Mónica, madre de San Agustín

Nacida en el año 331 en Tagaste, la actual Argelia, en una familia creyente cristiana. Vivió de manera ejemplar su misión de esposa y madre. Fue dada en matrimonio al pagano Patricio, con quien tuvo 3 hijos, uno de los cuales fue san Agustín. Patricio era colérico y no se privaba de mantener relaciones con otras mujeres, pero Mónica lo ayudará a descubrir la belleza de la fe en Cristo. Tras la muerte de él, Mónica, mujer de gran inteligencia y determinación, buscará que su primogénito Agustín sea un buen cristiano y destaque socialmente. Agustín abandonará la fe, y comenzarán las lágrimas y oraciones de Mónica. Agustín huirá a Milán, donde llegará a ser profesor de retórica. Pero allí irá también Mónica y no cesará hasta la conversión de su hijo.

Una vez convertido, decidirán volver a África, y tendrán allí intensos diálogos espirituales. A uno de ellos se refiere el llamado “éxtasis de Ostia”, en el puerto de Roma, y que es narrado por san Agustín en su libro autobiográfico Las Confesiones. “Hijo mío, en cuanto a mí, en esta vida ya no me queda nada que me cause alegría. No sé qué hago aquí ni por qué estoy aquí (…). Solo había una cosa que me hacía desear permanecer un poco más en esta vida, y era verte cristiano católico antes de morir. Y mi Dios me ha concedido con creces esta gracia, ya que veo que desprecias la felicidad terrenal y te entregas a servirle. ¿Qué hago, pues, aquí, en este mundo?”. Pocos días después de esta conversación cayó enferma, y nueve días más tarde, a los 56 años de edad, partió de este mundo. Era el año 387.

San David Lewis, Mártir

Nació en el año 1616 en Abergavenny, Gales. Pertenecía a la Compañía de Jesús y había sido ordenado sacerdote en Roma. De regreso en su país, durante más de treinta años celebró en secreto los sacramentos. Se destacó por su caridad hacia los enfermos y los pobres. Durante el reinado de Carlos II fue delatado, procesado y finalmente martirizado en la ciudad de Usk, Gales, por su condición de sacerdote.

Fue ahorcado y descuartizado, un 27 de agosto del año 1679. En su predicación antes de morir dijo: “Soy un sacerdote católico romano de la Compañía de Jesús. Bendigo a Dios, porque me ha llamado a esta vocación. He sido condenado por decir misas, por escuchar confesiones y administrar sacramentos. Decir misa es la más antigua y loada liturgia de la santa Iglesia. Todo lo que he hecho está relacionado con mi religión. Muero, por tanto, por mi religión católica.” Fue canonizado en 1970.

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