Moisés se despide de su pueblo; él les anuncia que no entraría en la tierra prometida, «al otro lado del Jordán», pero presenta a Josué como su sucesor al frente del pueblo; también les dice que Dios estará con ellos. Pero de la lectura de hoy llama la atención que, tanto al pueblo como a Josué en particular, les dice las mismas palabras: «Sed valientes y decididos, no tengáis miedo, no os acobardéis: el Señor, tu Dios, te acompaña; no te dejará, no te abandonará.» Déjame decirte una cosa: hoy, a ti, Dios te dice lo mismo ¿Este mensaje, qué resortes mueve en tu corazón?
Señor, mi fortaleza de espíritu tiene como fundamento que siempre estarás a mi lado.