Hoy, día 29 de julio, celebramos la festividad de santa Marta, María y Lázaro de Betania; de san Adán del Antiguo Testamento; y de santa Beatriz, virgen y mártir.
Santos Marta, María y Lázaro de Betania, amigos del Señor
Los tres hermanos vivían en la localidad de Betania, cerca de Jerusalén, y fueron amigos de Jesús, acogiéndolo frecuentemente en su casa. Las hermanas aparecen tres veces en los Evangelios: en la comida de Betania, en la resurrección de Lázaro y nuevamente en Betania unos seis días antes de la muerte de Jesús.
En la casa de Betania, Jesús experimentó el afecto de la amistad, la diligencia en la acogida, y la prontitud para escuchar y creer que Él es la resurrección y la vida. Por eso el Evangelio de Juan afirma que los amaba. Marta es activa e inteligente, y su entrega amorosa para ofrecer una acogida confortable al huésped es reconocida por la Iglesia como modelo de laboriosidad. María se sienta a los pies del Maestro con el deseo de acoger fielmente su Palabra. Tradicionalmente, a María se la ha identificado con la vida contemplativa y a Marta con la activa: dos aspectos que no deben faltar en un cristiano, y que no deben contraponerse sino complementarse.
El episodio de la resurrección de Lázaro tiene lugar cuatro días después de su muerte. Es una prefiguración de la resurrección de Jesús y de toda la humanidad, y nos ha dejado también un bello testimonio de fe: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero incluso ahora, sé que Dios te concederá todo lo que le pidas”.
San Lázaro es el único de todos los santos reconocidos que murió dos veces. La Leyenda Áurea relata que los tres hermanos habrían ido a predicar a Marsella, donde Lázaro habría sido el primer obispo.
San Adán del Antiguo Testamento
Algunas liturgias orientales celebran hoy la fiesta del primer hombre, Adán, esposo de Eva y padre, al menos, de Caín, Abel y Set. En hebreo, el ser humano es designado con el nombre de Adán, término que lo relaciona con la tierra fértil, la tierra roja de cultivo (adamá). Su nombre nos recuerda, por un lado, el origen común de todos los seres humanos; por otro, la infidelidad al camino que Dios propone al hombre desde el principio; y, finalmente, la promesa de salvación de Dios realizada en Jesucristo.
Santa Beatriz, virgen y mártir
Beatriz es una mártir romana de comienzos del siglo IV, hermana de los también mártires Simplicio y Faustino. Estos fueron asesinados por ser cristianos y sus cuerpos arrojados al río Tíber, pero Beatriz los recuperó y les dio una sepultura digna. Nuestra santa fue denunciada por sus creencias cristianas por un pariente suyo llamado Lucrecio, que tenía interés en su muerte para heredarla. Tras sufrir prisión y tormentos, perseveró en la fe hasta morir mártir. Los cuerpos de los tres hermanos fueron trasladados primeramente a la basílica de Santa María la Mayor de Roma y después a la Basílica de San Nicolás “in carcere”.