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19 de mayo 2025 san Pedro Celestino, papa; de san Francisco Coll y Guitart, presbítero; y de san Ivo, sacerdote.

Hoy, día 19 de mayo, celebramos la festividad de san Pedro Celestino, papa; de san Francisco Coll y Guitart, presbítero; y de san Ivo, sacerdote.

San Pedro Celestino, papa

Pietro del Morrone nació hacia el año 1215. En su búsqueda de Dios, tras una vida monástica itinerante, fundó una comunidad eremítica de inspiración benedictina en las montañas de los Abruzos, en el centro de Italia, congregación que más tarde sería conocida como los celestinos. La oración y la penitencia marcaron sus días, siempre aferrado a la cruz.

Después de más de dos años con la sede vacante, en 1294 los once cardenales del cónclave lo eligieron unánime e inesperadamente como papa, tomando el nombre de Celestino V. Puso en marcha el primer jubileo de la historia, conocido como el “Perdón”. Tras un breve pontificado de seis meses, marcado por las presiones políticas que querían aprovecharse de su inexperiencia y edad, decidió renunciar al pontificado:
“Yo, Celestino V, impulsado por razones legítimas, por la humildad y debilidad de mi cuerpo y la malicia de las personas, con el fin de recuperar la tranquilidad perdida, abandono libre y espontáneamente el Pontificado y renuncio expresamente al trono, a la dignidad y al honor que conlleva.”

Fue recluido en el castillo de Fumone, donde murió un 19 de mayo de 1296, tras diecisiete meses de prisión. Fue canonizado en 1313 y ha pasado a la historia como “la gran renuncia” deplorada por Dante en la Divina Comedia, convirtiéndose en un gran ejemplo de libertad evangélica y santidad.

San Francisco Coll, presbítero

Nació en 1812 en Gombrèn (Ripollés). El menor de once hijos de una familia modesta, con 11 años comenzó sus estudios como alumno externo en el seminario de Vic. Ingresó posteriormente en los dominicos de Gerona, y fue ordenado sacerdote poco después de la exclaustración de 1835. Ejerció el ministerio en Artés y Moià, y se dedicó a las misiones populares como su amigo san Antonio M. Claret, usando en sus sermones palabras claras y sencillas para el pueblo, evitando intelectualismos. Se valía de ejemplos, simpatía, humor, gestos y un fervor que a veces lo llevaba a emocionarse. Una de sus máximas preferidas era “corazón limpio y cuello erguido” y no había sermón en que no dijera “¡al cielo, al cielo!”; y es que para el P. Coll todos habíamos sido creados por Dios para ir al cielo. Célebre es la frase de san Antonio M. Claret:
“Donde yo espigo, siega el P. Coll; pero donde siega el P. Coll, a mí no me queda nada por espigar.”

Preocupado por la educación de los jóvenes, y especialmente de las niñas, fundó en 1856 las Dominicas de la Anunciata, para las que logró abrir personalmente cincuenta casas. El nombre de Anunciata es simplemente un homenaje a la iglesia del convento de Santo Domingo de Gerona, dedicada a esta advocación. Recomendaba:
“Para enseñar a los demás la humildad, hay que ser humilde; para enseñar la caridad, debe practicarla primero quien ha de enseñarla.”
Perdió la vista en 1869 a causa de un ictus y murió en Vic seis años después. Fue canonizado en 2009.

San Ivo, sacerdote

Ivo Hélory, nacido en la Bretaña francesa en 1253, estudió derecho en París y derecho canónico en Orleans. Fue juez eclesiástico y ejerció como tal sin dejarse corromper, sirviendo especialmente a los pobres y necesitados, a quienes a menudo acogía en su propia casa. Posteriormente fue ordenado sacerdote y fundó un hospital cerca de su parroquia donde ayudaba a los enfermos. Murió el 19 de mayo de 1303 y fue canonizado poco después, en el año 1347; todo un hito, dado que no era ni obispo, ni monje, ni fraile.