Hoy, día 13 de mayo, celebramos la festividad: de santa Gliceria de Trajanópolis, mártir; de la Virgen de Fátima; de san Pedro Regalado, franciscano; y de santa María Dominga Mazzarello, religiosa.
Santa Gliceria de Trajanópolis, mártir
Muy venerada por griegos y siríacos, esta joven, hija de un oficial romano residente en Asia Menor en el siglo II, cuando se le ordenó ofrecer sacrificios durante una fiesta pagana, mostró gran valentía: se hizo la señal de la cruz en la frente diciendo “esta es mi luz” y rompió la estatua de Júpiter. Entonces fue encarcelada y condenada al martirio y a la muerte.
La Virgen de Fátima
Del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, en plena Primera Guerra Mundial, tres pastorcitos del pueblo de Fátima, en Portugal, vieron a la Virgen, que se les apareció una vez al mes con un mensaje que invitaba al rezo del rosario y a la penitencia, por la conversión de los pecadores y por la paz del mundo. “Yo soy la Virgen del Rosario. Deseo que en este lugar se construya una iglesia y que recen cada día el santo rosario. (…) Es necesario que se conviertan, que pidan perdón por sus pecados; que no ofendan más a nuestro Señor, que ya está muy ofendido”. Al mismo tiempo, los pastorcitos se convirtieron en depositarios de unos “secretos” de tono más o menos apocalíptico.
Trece años después, la autoridad eclesiástica declaró las apariciones “dignas de fe” y autorizó el culto a la Virgen de Fátima. Desde entonces, Fátima y la imagen que allí se venera se han convertido en un centro de fe y peregrinación de alcance mundial. Dos de los pastorcitos, Francisco y Jacinta, fueron canonizados en el año 2000. La tercera, Lucía, que murió en 2005, fue declarada venerable por el papa Francisco en 2023.
San Pedro Regalado, religioso
Nació en Valladolid hacia el año 1390. Sintiendo la vocación religiosa, ingresó con catorce años en el convento de San Francisco de la misma ciudad. Supo promover, como otros franciscanos de su tiempo, una reforma de su congregación, muy centrada en el retorno a la austeridad, el desapego y la penitencia. Al mismo tiempo, dedicaba un gran esfuerzo al servicio de los pobres y a la atención pastoral de los campesinos. Fue nombrado superior de varias comunidades y eremitorios. El final de su vida, sin abandonar sus rigurosas prácticas ascéticas, se caracterizó por diversos dones místicos y taumatúrgicos.
“La flor de la reforma franciscana” murió en La Aguilera, Burgos, en 1456, donde su fama de santidad se extendió rápidamente. Fue canonizado en 1746 y ese mismo año declarado patrón de Valladolid. Su festividad es el 13 de mayo, aniversario de la traslación de sus reliquias. En el campo es conocida la expresión (con variantes): “si llueve por San Pedro Regalado, llueve 40 días seguidos”.
Santa María Dominga Mazzarello, religiosa
Nació en 1837 en Mornese, Italia. Hija de una sencilla familia campesina, fue una joven emprendedora, con capacidad de riesgo y sacrificio. Su encuentro con san Juan Bosco en 1864 fue decisivo. El fundador de los salesianos, que pensaba entonces en organizar algo para el bien de las jóvenes, estableció las bases, con la estrecha colaboración de María Dominga, de lo que más tarde cristalizaría en la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora, conocidas como salesianas. A pesar de sus escasos estudios, llegó a ser su primera Madre General. Se sentía amada por Dios y quiso comunicar a todos el secreto de la felicidad: el amor que Dios tiene a cada persona humana. Murió a los 44 años en la madrugada del 14 de mayo de 1881. Su santidad fue proclamada en 1951.