Hoy, día 26 de abril, celebramos la festividad de: san Isidoro, obispo y doctor; y de san Cleto, papa y mártir.
San Isidoro, obispo y doctor
Isidoro, hermano de los santos Leandro, Fulgencio y Florentina, fue un gran pastor en la Iglesia de Sevilla. Es considerado el último de los pensadores filósofos cristianos y el último de los grandes Padres latinos de la Iglesia.
Nació en Cartagena hacia el año 560 y pronto quedó huérfano, siendo criado en Sevilla por su hermano mayor, Leandro. Gran lector de san Agustín y san Gregorio Magno, se convirtió en uno de los hombres más eruditos de su época. A la muerte de su hermano Leandro, obispo de Sevilla, lo sucedió en el cargo durante 36 años, esforzándose por difundir la verdadera doctrina contra el arrianismo y por la conversión de los visigodos.
Llevó a cabo una gran actividad pastoral, con una fuerte preocupación por la formación cultural del clero, para lo cual fundó escuelas y, sobre todo, escribió innumerables obras sobre toda clase de temas, lo que lo convierte en uno de los grandes maestros de la Europa medieval. Su obra más famosa es Las Etimologías, que viene a ser una especie de enciclopedia de la historia dividida en 20 libros organizados por materias: gramática, matemáticas, música, medicina, agricultura, astronomía, lenguas, teología… Hace de puente entre la cultura eclesiástica antigua y la medieval. Aunque no sea muy original en su pensamiento, su saber enciclopédico lo convierte en un personaje respetado. Murió en abril del año 636.
En el siglo XI, en pleno dominio musulmán, una expedición cristiana ocupó Sevilla y, entre otros tributos, exigió su cuerpo, que fue llevado a León, donde actualmente se venera. Fue canonizado en 1598 y, en el año 1722, proclamado Doctor de la Iglesia.
San Cleto, papa y mártir
Probablemente de origen romano, Cleto (diminutivo de Anacleto) es el tercer papa de la historia (después de san Pedro y de san Lino). Es el autor de la meditación en la tumba de san Pedro en el Vaticano, cerca de la cual será enterrado posiblemente un 26 de abril a finales del siglo I. Durante su pontificado se inaugura el Coliseo de Roma.