Hoy, día 15 de abril, celebramos la festividad: de san Crescente, mártir; y la de san Damián de Veuster, religioso.
San Crescente, mártir
Este santo de los primeros siglos del cristianismo fue martirizado en Mira, Asia Menor, por haber animado a sus conciudadanos a abandonar el culto a los ídolos.
San Damián de Molokai, religioso
José de Veuster, nació en el año 1840 en Bélgica. Recibió educación en un colegio católico y posteriormente ingresó en el noviciado de la congregación de los Sagrados Corazones de Lovaina, tomando el nombre religioso de Damián. Poco después fue enviado a la misión de las islas Hawái, donde fue ordenado sacerdote.
Tras pasar unos años evangelizando esos territorios, en 1873 se ofrece para ir a la leprosería de la isla de Molokai, donde los enfermos vivían aislados y en condiciones inhumanas, luchando entre ellos por los escasos recursos que llegaban, sin asistencia médica ni religiosa. El obispo lo presentó así: “uno que será un padre para vosotros, que os ama de tal manera que no duda en hacerse uno de vosotros, vivir y morir con vosotros”. Con afecto y determinación, en medio de duras críticas, organizó una vida más digna para los leprosos, y él mismo acabó contrayendo la lepra. Murió en Molokai un 15 de abril de 1889.
En 1936, sus restos fueron repatriados y depositados en la cripta de la iglesia de los Sagrados Corazones de Lovaina. Fue canonizado en 2009.