Hoy, 10 de marzo, celebramos la festividad de San Simplicio, papa, y San Melitón, mártir.
San Simplicio, papa
Durante su pontificado entre los años 468-483, tuvo lugar la destitución del último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, y la proclamación del bárbaro y arriano Odoacro como rey de Italia en el año 476. Fueron tiempos de grandes cambios en Europa y especialmente para los cristianos, pero, a pesar de la gravedad del momento, Simplicio trabajó por la organización eclesial romana e italiana, manteniendo la independencia de la Iglesia frente al poder político.
También intervino en los problemas doctrinales provocados por las herejías que cuestionaban que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, defendiendo así el Concilio de Calcedonia, que desembocó en el cisma de las iglesias orientales Armenia, Siriaca y Copta. Falleció en el año 483.
Existe una tradición sin fundamento que afirma que Simplicio había nacido en Barcino, dentro de la familia de los Gualbes, que tenían su palacio en el actual Pati Llimona de Barcelona. En su recuerdo, una de las calles que conducen allí lleva su nombre.
San Melitón, mártir
Fue el más joven de los cuarenta mártires de Sebaste, soldados de la duodécima legión, que de ninguna manera quisieron apostatar cuando el gobernador de Asia Menor los quiso obligar a hacerlo. Murieron congelados en un estanque helado cerca de Sebaste, en la actual Turquía asiática. Melitón fue el último de los cuarenta en morir, mientras su madre lo animaba a perseverar en su fe en Cristo.