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5 de marzo 2025 Miércoles de Ceniza, San Gerásimo, abad; san Lucio I, papa; san Adrián, mártir; y san Juan José de la Cruz, religioso.

Hoy, Miércoles de Ceniza, es el día de inicio de la Cuaresma, tiempo destinado a seguir a Jesús en el desierto para renovar la gracia bautismal de la Pascua a través de la intensificación de la oración, de la austeridad y de la caridad fraterna. El 5 de marzo celebramos la festividad de: san Gerásimo, abad; san Lucio I, papa; san Adrián, mártir; y san Juan José de la Cruz, religioso.

San Gerásimo, abad

Gerásimo, gracias a san Eutimio, abandonó el monofisismo y, tras conocer la vida ascética en la Tebaida, en Egipto, se trasladó al desierto de Judea, cerca de Jericó, donde fundó una laura con un monasterio central y ermitas aisladas. Murió en el año 475.

Es célebre la leyenda que cuenta que, un día, mientras el monje paseaba junto al río Jordán, curó a un león sacándole una espina de la pata. El animal permaneció mansamente a su lado hasta que, tras la muerte del anacoreta, se tumbó sobre su tumba hasta morir.

San Lucio I, papa

Lucio, originario de Roma, fue elegido papa en el año 253, sucediendo a san Cornelio y, al igual que él anteriormente, fue exiliado. Sin embargo, pudo regresar pronto a Roma gracias al acceso al poder del emperador Valeriano, quien, al inicio de su mandato, fue favorable a los cristianos.

A su regreso, tuvo que enfrentarse a la difícil cuestión de qué hacer con los lapsi, los cristianos que habían apostatado durante la persecución. Lucio supo adoptar una posición tolerante, permitiendo su readmisión tras la realización de prácticas penitenciales, siguiendo las tesis de san Cornelio y san Cipriano, en oposición a la intransigencia del antipapa Novaciano. Murió en el año 254.

San Juan José de la Cruz, religioso

Carlo Gaetano Calosirto nació en la isla de Ischia (Nápoles) en 1654. Ingresó en la orden franciscana a los 16 años, tomando el nombre de Juan José de la Cruz. Destacó rápidamente por su gran ascetismo, llevando una vida marcada por la penitencia, la oración y la austeridad. Introdujo en Italia la reforma de san Pedro de Alcántara, que promovía el retorno a la pobreza original, llegando a fundar un convento reformado.

Durante toda su vida vistió un único hábito, muy desgastado y remendado, por lo que fue apodado «el fraile de los cien remiendos». Durante veinte años fue provincial de la orden. También fue conocido como un buen confesor y director espiritual, además de atribuirsele varios milagros y curaciones. Murió en 1734 y fue canonizado en 1839.