Hoy, día 15 de febrero, celebramos: la festividad de san Claudio de la Colombière, presbítero; y la de san Faustino, mártir.
Claudio de la Colombière, nace en Saint-Symphorien en 1641. Estudió en el colegio jesuita de Lyon ya los 17 años, siendo la vocación de hacerse jesuita. Hombre culto, amante del arte y la literatura, autor de obras de ascetismo, dedicó su vida a la enseñanza y la predicación. Rector del colegio jesuita de Paray-le-Monial, fue el primer director espiritual de santa Margarita María Alacoque, en sus revelaciones y en la devoción al Sagrado Corazón, del cual resalta sobre todo, el carácter de símbolo del amor misericordioso de Jesús y de invitación, a una confianza ilimitada en Dios. Enviado un tiempo a Inglaterra, como cura de la duquesa de York, fue expulsado y regresó a Lyon, donde murió en 1682 a los 41 años. Sus reliquias se conservan en Paray-le-Monial, en la capilla de la Colombière. Su canonización data del año 1992.
San Faustino, vivió en el siglo II. Nombrado obispo de Brescia, la tradición nos lo presenta siempre, junto a su hermana Jovita. Parece que en tiempos de Adrià, ambos fueron arrestados en esa ciudad lombarda, y sufrieron una serie de martirios. En el siglo VIII, el abad de Montecassino, se llevó un brazo del mártir para el culto de su monasterio. Los habitantes de Brescia, le atribuyen todo tipo de milagros e intercesiones, especialmente en el asedio que sufrió la ciudad en 1438. En Cataluña recibe culto a Noves de Segre.