Cuando dice: «Son tres quienes dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres concuerdan». Si te das cuenta de que el Espíritu es el Amor, que el agua es el compromiso del bautismo, y que la sangre es la Eucaristía y, sobre todo, la Cruz, verás que los tres signos exigen una gran libertad interior y una gran lucidez a la hora de llevarlos a término. ¿Te sientes libre? ¿Crees que te falta algo para hacerte los tres signos tuyos?
Señor, enséñame a tener tu libertad.