Hoy, 20 de noviembre, celebramos la festividad del mártir Dasi; de la beata Josafata M. Hordashevska, religiosa; de san Octavio y compañeros mártires; y de la beata Isabel Ferrer Sabria, religiosa y mártir.
Sobre el mártir Dasi, diremos que fue testigo de la fe en tiempos de los emperadores Maximiano y Diocleciano, y gozó de gran popularidad a partir del siglo IX en Ancona, donde fueron trasladadas sus reliquias.
La hermana Josafata nació en Lviv (Ucrania) en 1869. En 1892, aceptó ser la primera Serventa de María Inmaculada, según el rito bizantino ucraniano. Formó la primera comunidad de hermanas y el apostolado: “formar el corazón humano”, que fue su lema. Tejió una vida de oración, al servicio del amor a Dios y al prójimo, principalmente a los enfermos, ancianos y desamparados. Sufrió disertaciones, calumnias, oposiciones y humillaciones. Murió en abril de 1919 y sus restos reposan en la Casa Madre de la Congregación en Roma. En 2001 fue declarada beata en una ceremonia celebrada en Ucrania.
Octavio, Adventor y Benigno eran soldados cristianos que fueron perseguidos en tiempos del emperador Maximiano. En aquellos tiempos, era costumbre dar a los cristianos la oportunidad de renegar de su fe a cambio de no ser martirizados. Pero los tres santos se mantuvieron firmes en sus creencias, hasta morir sufriendo el martirio.
Isabel Ferrer nació en Vilanova i la Geltrú en 1852. Esta beata y mártir catalana obtuvo el permiso del obispo de Barcelona, Josep Mª Urquinaona, para fundar las Hermanas de la Doctrina Cristiana, dedicadas a los más necesitados y a los niños. Fue fusilada en Valencia, durante la Guerra Civil, junto con catorce compañeras, y beatificada en 1995.