Hoy, día 7 de noviembre, celebramos la festividad de: San Willibrordo, obispo; la del beato Francisco Palau y Quer, presbítero.
San Willibrordo, el monje apóstol de los Países Bajos, procedía de las Islas Británicas y llegó hasta la costa continental del Mar del Norte, que evangeliza, y después estableció la sede episcopal en Utrecht. Murió en el 739 en la abadía de Echternach, Luxemburgo, que él mismo había fundado.
El beato Francisco Palau y Quer, nacido en Aitona en el año 1811, ingresó en los carmelitas hasta que la exclaustración de 1835 lo obligó a dejar el convento y vivir sucesivamente encarcelado y exiliado.
La derrota de los carlistas, en favor de los cuales él había tomado clara posición, lo obligó a marchar a Francia en 1840, donde vivirá como ermitaño hasta 1851, cuando regresa a Barcelona e inicia una gran actividad como creador de una “escuela de virtud”. Predica misiones populares y funda dos institutos religiosos. Hombre profundamente místico y contemplativo, vivirá persecuciones y seis años de exilio en Ibiza, por su militancia antiliberal, y morirá en Tarragona en 1872. Fue beatificado en 1988.