Cuando el libro del Apocalipsis nos dice: Eran «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente: «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!», nos imaginamos a todas las personas que han hecho de verdad la experiencia de Dios. Seguramente que hoy lo explicaríamos con otro lenguaje, pero el mensaje de fondo debería ser lo mismo: el que por la causa de Dios se compromete, conocerá a Dios con toda su capacidad de comprensión. ¿Tú eres una persona que has comprometido la vida por la causa de Dios? Sabe que haciendo esto participas de la santidad de Dios. ¿Conoces algún caso de estos?
Señor, que tu única santidad ilumine nuestra fe.