Hoy, día 31 de octubre, celebramos la festividad de: San Alfonso Rodríguez, religioso; y la de San Quintín, mártir.
Alfonso Rodríguez, nacido en Segovia hacia 1531, hijo de una familia de comerciantes textiles, después de la muerte de su esposa e hijos, este comerciante se hizo hermano coadjutor en la Compañía de Jesús. Destinado como portero en el colegio de Palma de Mallorca, ejerció esta tarea durante cuarenta años, con gran caridad hasta su muerte en 1617. Fue un modelo constante de oración, sencillez y espíritu de servicio.
Quintín, según la tradición, es un mártir del siglo III. Sería hijo de un senador romano, enviado por la iglesia de Roma con tareas de evangelización en el área de Amiens. El prefecto lo arrestó y lo llevaba ante el emperador cuando surgió un imprevisto en el viaje. Quintín fue decapitado y arrojado al río Somme. El santo tiene una población con su propio nombre, cerca de Soissons. Gregorio de Tours le atribuye muchísimos milagros, así como un gran prestigio en toda Francia y en la Bélgica francófona.