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15 de septiembre de 2024 Domingo XXIV (Is 50, 5-9a)

La lectura de hoy de Isaías fácilmente nos traerá el recuerdo de la Pasión: «El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban…». Ante esta situación de sufrimiento, y sufrimiento injusto, el profeta recuerda otra actitud: «El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes». Nosotros estamos invitados a configurarnos en todo con Jesús. ¿Cómo reaccionas cuando vives en tu propia carne un sufrimiento físico o moral que consideras injusto? Dejarse vencer, ¿qué querrá decir?

Señor, que en los momentos de dolor te sea fiel, y pueda reconocer que me acompañas.