Hoy, día 16 de septiembre, celebramos la festividad de: san Cornelio, papa; y san Cebriano, obispo, y mártires.
Cornelio fue elegido obispo de Roma en 251, después de un tiempo en que la persecución de Decio había dejado la iglesia sin responsables. Durante su pontificado de dos años, fue malvisto por los rigoristas novacianos, tuvo que enfrentarse a quienes le acusaban de acuerdos secretos con las autoridades romanas, pero recibió el sostenimiento moral de Cebrià, obispo de Cartago. Finalmente, en el año 253 el emperador lo desterró.
Cebriano, retórico famoso y escritor considerable, se convirtió a la fe y se convirtió en obispo de Cartago en 249, que gobernó en secreto durante la persecución. Defendió al papa Cornelio, pero se enfrentó con el papa Esteban, a propósito del bautismo de los herejes. Dejó un importante legado de escritos sobre fe y la vida cristiana. El exilio impuesto por el emperador Galo a Cornelio que lo desterró en Civitavecchia, donde murió y, la decapitación de Cebrià cinco años más tarde, en 258, puso fin a sus vidas.