Hoy, día 27 de agosto, celebramos la festividad de: santa Mònica; y la de san David Lewis, mártir.
Mònica, nacida da Tagaste, el actual Argelia, de una familia cristiana, el 331 vivió de manera ejemplar su misión de esposa y de madre. Fue dada en matrimonio al pagano Patricio, de quien tuvo 3 hijos, uno de los cuales fue san Agustín. Ayudará a su marido a descubrir la belleza de la fe en Cristo. Después de la muerte de él, Mònica, mujer de una gran inteligencia y decisión buscará que Agustí sea un buen cristiano y despunte socialmente. Agustí abandonará la fe, y empezarán las lágrimas y plegarias de Mònica. Agustí huirá en Milà. Pero jefe allá irá Mònica y no parará hasta la conversión de su hijo. Una vez convertida decidirán volver a África, pero Mònica morirá antes de embarcar en 387.
David Lewis nació en 1616 a Abergavenny, Galas. Pertenecía a la Compañera de Jesús, y había sido ordenado sacerdote a Roma. Devuélvete en su país, durante más de 30 años celebró a escondidas los sacramentos. Se destacó por su caridad hacia los enfermos y los pobres. En el transcurso del reinado de Carlos II, en 1679, fue martirizado por su condición de sacerdote a Galas. Canonizado en 1970