Hoy, día 21 de agosto, celebramos la festividad de: san Pío X, papa; y la de san Sidonio Apolinar, obispo.
Con un historial parecido al que tendría Juan XXIII, Giuseppe Melchior Sarto, empleó las energías en los asuntos internos de la iglesia, hasta el punto de que de su pontificado, arrancan ciertos movimientos de renovación, que tardarían cincuenta años en desarrollarse plenamente. Nacido en Riese, en el norte de Italia, en 1835 fue el primer papa de la época contemporánea, que no procedía de la clase acomodada. Fue ordenado presbítero en 1858, párroco del seminario de Treviso, obispo de Mantua, y cardenal patriarca de Venecia en 1893. Finalmente, fue elegido Pontífice y tomó el nombre de Pío X. Fue un hombre profundamente religioso, de gran sencillez y santidad. Sus actuaciones sociales y políticas adoptaron una línea claramente conservadora, pero, en cambio, promovió una importante labor intraeclesial en el campo de la catequesis, la liturgia, la formación del clero y las misiones, que dieron frutos importantes. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Pío X, intentó por varios medios, que se llegara a un alto el fuego, pero las potencias implicadas no se avinieron. Este gesto de paz, fue uno de los últimos del Papa, pocas semanas antes de su muerte, en 1914. Fue canonizado por Pío XII en 1954.
San Sidonio Apolinar nació en Lyon en el año 431. Era prefecto de la ciudad de Roma cuando fue ordenado obispo de Clermont-Ferrand, en el sur de Francia. Era una persona inteligente y poseía una gran fortaleza cristiana. Defendió la región de Auvernia contra los visigodos, y sus escritos son una importante fuente histórica. También escribió poesía y unas 147 cartas. Fue un insigne Doctor de la Iglesia. Murió en Clermont-Ferrand en el año 489.