Hoy, día 10 de agosto, celebramos: la festividad de san Lorenzo, diácono y mártir.
El diácono Lorenzo, originario de Hispania, era popular en Roma en aquellos tiempos de crisis del Imperio del siglo III, porque repartía entre los pobres los bienes que se recogían de la comunidad cristiana, y que después presentaba a las autoridades como el verdadero tesoro de la Iglesia. En 258 el emperador Valeriano ordenó la persecución de la comunidad cristiana: según el Liber pontificalis entre las primeras víctimas de la persecución fue el papa Sixto II, el subdiácono Claudio y el presbítero Severo. Poco después, Lorenzo fue arrestado y ejecutado. La descripción dramática de su martirio era conocida ya por Ambrosio en el siglo IV y Lorenzo ha quedado en la memoria de la Iglesia como un gran exponente de la caridad cristiana.