Hoy, día 4 de agosto, celebramos la festividad de: san Juan María Vianney, presbítero; y la de la beata Cesarini, religiosa.
Juan María Vianney nace cerca de Lyon en 1786 en el seno de una familia sencilla que le educó en la fe en los tiempos duros de la Revolución Francesa. Entró en el seminario donde fue despedido por ser poco capaz en los estudios. Más tarde fue readmitido y ordenado cura. Rector de Ars durante casi toda su vida, viviendo con gran austeridad y pobreza, reavivó la fe de aquel pueblo recibiendo riadas de peregrinos que se iban a confesar con él, hasta que murió el 4 de agosto de 1859. Fue canonizado en 1925.
Cecilia Cesarini nació en Roma en el 1204. De muy joven ingresó en el monasterio romano de Santa María en Templo. Más tarde se trasladó al monasterio de San Sixto donde conoció a santo Domingo de Guzmán, de quien fue un testimonio fiel de su vida y espíritu. De él recibió el hábito de religiosa y profesó los terceros votos. En 1224 fue enviada por el Papa para introducir el espíritu dominicano en el monasterio de Santa Agnès. La figura de la beata Cecilia es clave para el conocimiento del carisma dominicano y de la persona de santo Domingo.