Los asirios, dice el Señor: «¡Ay Asiria, vara de mi ira! ¡Mi furor es bastón entre sus manos!». Pero el rey de los asirios piensa: «Con la fuerza de mi mano lo he hecho, con mi saber, porque soy inteligente». ¿Por qué nos ufanan tan a menudo nuestros éxitos cuando, somos lo que somos, gracias a Dios?
Señor, que sepa reconocer en mí la obra de tus manos.