Hoy el libro de los Reyes nos describe una derrota. Nabucodonosor asedia a Jerusalén y deporta a todo el mundo que de alguna manera era alguien, empezando por el rey y su familia; y profana y se lleva todos los tesoros del templo. Un verdadero desastre. Quizás algunos de nosotros hemos vivido o visto desastres parecidos; es decir, cuando por diversas razones la fe ha sido ultrajada y nos hemos sentido profundamente humillados en nuestra creencia. ¿Cómo crees que debe reaccionarse?
Oremos con el salmo: «Por el honor de su nombre, Señor, líbranos.»