El libro de los Reyes nos cuenta como Senaquerib, rey de Asiria, desafía el pueblo creyente diciéndole que Dios no tiene ninguna fuerza para detenerlo. Ezequías ruega al Señor y le responde que protegerá el pueblo, de tal manera, que no se harán efectivas las amenazas de Senaquerib. Podemos tener, a veces, el sentimiento que nos rodea una mentalidad que nos hace dudar de nuestra fe; hay toda una corriente de opinión que parece que se impone a la sensibilidad de los que creen. La oración puede ser la mejor defensa, como la que hizo Ezequías; hay, sin embargo, que sea sincera y abierta a la realidad que te rodea. ¿Tu oración es así?
Señor, aunque vea como triunfa la malicia de los hombres, que no pierda la confianza en ti.