El profeta Elías tuvo una vida impregnada de hechos que hoy llamaríamos impactantes. Su obediencia a Dios es impresionante porque nunca se echó atrás, aunque, a veces, podía significar un riesgo para su vida. Ardía «en celo por el Señor, Dios del universo». Pero lo que es importante de la lectura es que Dios da a conocer su presencia no a través de un viento, o de un terremoto, o de un fuego, es decir, de formas impactantes, sino por medio de «el susurro de una brisa suave». Hoy también se hace presente Dios a los creyentes; reconocer su presencia es muy importante. A la luz de la experiencia del profeta Elías, ¿qué indicios nos pueden ayudar a reconocer la presencia de Dios?
Señor, busco tu presencia; dame la percepción que tuvo Elías.