Pablo se despide de los sacerdotes de la comunidad de los efesios. Siempre las despedidas son emotivas cuando ha habido verdadero amor; en este relato, por ejemplo, nos dice que: «Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos. Entonces todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban…» Cuando nosotros nos despedimos de alguna institución o de algún trabajo, ¿hacemos como Pablo que, arrodillado, ruega con quienes han sido sus colaboradores hasta entonces?
Señor, acuérdate de todos aquellos que en algún momento han caminado conmigo.