Cuando Pablo regresó a Éfeso se encontró con un grupo de doce hombres a los que impone las manos para que reciban el Espíritu Santo. Luego, «Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con ellos y tratando de persuadirlos». En mi casa, ¿he sido capaz de hacer como Pablo, de hablar del Reino de Dios (no de la política eclesiástica o de lo que hacen o dejan de hacer en el Monasterio)?
Señor, que sepa hablar de Ti con todos los que me rodean.