Un hombre inválido en la puerta del templo pide caridad y Pedro le responde: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda». Ante el que me pide, ¿somos capaces de dar en el nombre de Jesús, o damos, cuando lo hacemos, en nuestro propio nombre?
Señor, que todo el bien que yo sea capaz de hacer dé testimonio de que, en el fondo, tú lo haces y yo sólo soy un instrumento.