El pueblo pide a Samuel: «Nómbranos, por tanto, un rey, para que nos gobierne, como se hace en todas las naciones». Cuando Samuel le pregunta a Dios, éste le responde: «No es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que no reine sobre ellos». El peligro que a menudo tenemos es que cuando deseamos ser iguales, miméticamente, como los demás, tal vez perdemos con ello, lo esencial: Dios como punto de referencia. ¿Por qué deseo ser tan parecido a los valores que los demás tienen, olvidándome de mis valores?
Señor que mi respuesta salga pura de mi corazón, que no esté descolorida por mimetismos.