Este tiempo de adviento siempre es una llamada a la esperanza. Ahora bien, sucede que no todo el mundo espera, porque cree que ya lo tiene todo; en cambio puede tener una cierta necesidad de esperanza el que se da cuenta de que la vida puede dar más de sí; pero, sin desearlo, cree que le falta mucho camino por recorrer, y se siente cansado. Para este último, las palabras de Isaías: «El Señor es un Dios eterno que ha creado los confines de la tierra. No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia. Fortalece a quien está cansado, acrecienta el vigor del exhausto», le pueden ir muy bien. Hay que hacer memoria.
Señor, que cuando me sienta cansado o abatido, sienta el aliento que da vida.