Daniel interpreta a Nabucodonosor el sueño que ha tenido; en el fondo le viene a decir: «Sólo Dios es el dueño de la historia». Por ello, afirma Daniel al rey: «Tú, ¡oh rey, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado todos los territorios habitados por hombres, bestias del campo y aves del cielo, para que reines sobre todos ellos».
Señor, que los poderosos y gobernantes tengan presente que todo poder viene de Ti.