Matatías es invitado a apostatar, y él, consciente de su situación de líder, invita a todos a ser fieles a sus convicciones religiosas. Nosotros no somos invitados a apostatar, pero, ¡cómo nos quejamos, a veces, que el ambiente nos impide ser coherentes con nuestras convicciones! Quizá por muy poco casi apostatemos.
Señor, perdonadnos en nuestra debilidad.